No tenía oportunidad de visitar el hospital San Francisco de Ibagué desde hace varios años. Por cosas inesperadas pude recorrerlo en días pasados y palpar tanto en los pacientes, como en quienes solicitaban un servicio en urgencias, como en el personal médico y administrativo que la nueva obra que allí se construyó definitivamente contribuyó a mejorar el clima laboral y la imagen del mismo, entre los usuarios.
Tiene uno la sensación de que está en un verdadero hospital y no en una instalación asistencial hecha a retrasos, como parecía cuando todo funcionaba en la vieja edificación, que nació siendo el sitio para atender a los tuberculosos de la ciudad y el Departamento a cargo de la entonces Liga Antituberculosa, en el siglo XX.
Hoy es un lugar iluminado, aireado, limpio, con mobiliario y camas nuevas, donde tanto el paciente como quien lo asiste médicamente se sienten más a gusto. Es más, según comentaron algunos funcionarios de esos que tienen la camiseta puesta por el hospital y han visto el crecimiento del mismo, se siente orgullo trabajar allí, porque es agradable trabajar con mayor espacio y comodidad. Claro, las resistencias no faltaron en su momento, pero ya parece que todos han aceptado que el hospital mejoró para bien de ellos mismos y sobre todo para los ibaguereños que lo utilizan masivamente, en especial sus urgencias.
La inversión fue cercana a los 12 mil millones de pesos, de los cuales 10 mil 800 fueron en infraestructura y el resto en dotación; recursos del mismo hospital, del Gobierno nacional, la Alcaldía y otras entidades. Hoy, como dirían los que conocen del sector de la salud, la oportunidad del servicio parece haber mejorado, hay seis médicos atendiendo a los usuarios en la consulta general, uno en partos y otro en observación de pacientes. Antes, en el hacinado y caluroso lugar de urgencias, eran tres los que atendían consulta general, uno, partos, y otro, hospitalización.
Para quienes lo conocimos antes y lo volvimos a recorrer ahora, es bueno saber que vienen más inversiones y mejoras para el mismo. Por ejemplo, un proyecto para ampliar la zona de consulta externa, laboratorios y demás, por cinco mil millones de pesos. Ojalá y se concrete.
El hospital está a cargo de Fanny Gómez, quien como nadie podríamos decir que lo conoce porque llegó al mismo en 1997 para cumplir con un reemplazo, y luego volvió en 2001 como secretaria de Gerencia. Recuerdo que luego la vi como profesional de facturación hace unos años y posteriormente, gracias a superación personal y estudios, logró la oportunidad por el entonces alcalde Botero para que asumiera el encargo de la gerencia, luego ganó el concurso y quedó en propiedad hasta 2016.
Ella y algunos otros funcionarios hablan del hospital como de un hijo al que han visto pasar por todas sus fases incluidas las difíciles, los momentos gratos y los de superación. Con orgullo muestran las nuevas instalaciones, hablan de los proyectos futuros y del beneficio que seguir creciendo traerá para la ciudad en cuanto a prestación del servicio de salud.
Que bueno que no sólo la nueva edificación del San Francisco haya contribuido a cambiar el entorno urbanístico de la comuna donde queda, sino la atención médica y en su interior. Ojalá que el esfuerzo y entusiasmo no decaigan y se sostengan las condiciones para tener en condiciones óptimas dicho espacio.
No tenía oportunidad de visitar el hospital San Francisco de Ibagué desde hace varios años. Por cosas inesperadas pude recorrerlo en días pasados y palpar tanto en los pacientes, como en quienes solicitaban un servicio en urgencias, como en el personal médico y administrativo que la nueva obra que allí se construyó definitivamente contribuyó a mejorar el clima laboral y la imagen del mismo.
Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ–Gersan
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