Lo mismo que antes

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No sé por qué ciertos sectores de la opinión publicada, de los opinadores, de panelistas y columnistas se han esforzado tanto en tratar de desvirtuar o bajar el tono a las situaciones políticas sucedidas en el país la semana pasada, que simplemente son el rencauche y consecuencia de lo acontecido hace 25 y 30 años atrás. Además, sus protagonistas son los mismos cari-bajitos de esos años.

Entiéndase Samper, Serpa, Gaviria, el narcotráfico y el Cartel de Cali en un lado del tema de la discusión; Pastrana, tratando de tener más espacio en la escena pública, figurar y acceder al poder -como ahora-; la familia Galán defendiendo lo que cree políticamente son sus causas y de lucha contra la clientela y la rancia forma de hacer política tradicional que, como entonces, les trata hoy de cerrar el paso, aplicar el tape-tape, hablemos en los medios de democracia pero no la apliquemos dentro del propio partido. Y el partido azul sin saber para dónde coger.

A lo sumo lo que ha cambiado es la forma de narrar los hechos y las voces de los que los cuentan o tratan de analizar mediáticamente, pero el resto sigue “igualitico mijo” -como dirían en su tono particular nuestros campesinos calentanos-.

Causó revuelo que Pastrana contara en un libro lo que todo el mundo sabía ya: que la plata del cartel de Cali hizo Presidente. Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer de eso para no olvidar y enmendar errores. Samper-Serpa y Gaviria-Pardo tratan de convencer de que eso no es así, que nadie supo a tiempo y que mejor no digamos nada de eso ahora.

Así mismo, los dos delfines liberales Gaviria y Galán comienzan a distanciarse por sus propios intereses personales. Ambos ya creen estar entrando en edad de merecer, como dirían las comadronas; de merecer ser presidentes de los colombianos y, por tanto, es hora de ir desmarcándose el uno del otro. El hijo del expresidente podría creer que lo ha hecho de manera excelsa como Congresista y que como su papá ya fue Presidente -¡ah! Posiblemente gracias a que Pablo Escobar mató a Galán- y podría ser su mejor consejero por la experiencia, sobre todo en temas económicos, cómo en aplicar rapidito la apertura económica, que al parecer fue la base de la desgracia de la industria y el campo colombiano de hoy.

El otro delfín rojo, pues porque podría pensar que tiene el derecho histórico de ser presidente de Colombia, ganado porque su papá no pudo llegar a serlo -debido a la posible alianza entre políticos, narcos, policías y demás- siendo el hombre más opcionado en su momento; además, fue él quien posiblemente hizo a Gaviria presidente el funeral de su papá. Por tanto, merece ser presidente colombiano antes que el hijo de éste.

Por otro lado, el partido azul pareciera hundirse inexorablemente en un mar de babas, producto de la idea irradiada por su clase dirigente de seguir como sanguijuela pegada a los callos de los pies del Presidente de turno. Nada de grandeza. Tanto es así que a una señora valiente, Martha Ramírez, le quieren hacer la encerrona para que no se ponga a hablar de dignidad, de vocación de poder, de ser alternativa para el cambio y la transformación del país, porque eso es inconcebible ahora y, por eso, es mejor no hacer ni convención. Pareciera que el mensaje de algunos allí es seguir a punta de retacitos de burocracia y ser tratados como cucharachas en gallinero. Esa tozuda estrategia seguro dará para ser otra vez un partido de primera línea en 2090.

Todo lo ocurrido la semana pasada simplemente fue como el vapor liberado de una olla a presión, para que todo siga…. lo mismo que antes.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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