Quemados con pólvora

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En lo corrido del mes de diciembre son al menos 50 los niños lesionados con pólvora en el país, de al parecer las 90 personas que se han registrado en este inicio de fiestas de Navidad y Año Nuevo.

El número es significativo, pues el guarismo debería ser cero. Pero ello también nos indica que algo se sigue haciendo mal en cuanto a campañas de prevención, educación, sensibilización frente a los riesgos de manipular pólvora, de venderla y de sanciones a los responsables.

Hace falta mucho más rigor y trabajo de campo, de estar en la calle, recorrer los lugares e inspeccionar constantemente; da la impresión de que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Policía nacional, el Ministerio de lnterior, las Gobernaciones, Alcaldías y demás instituciones se dedicaron a mandarse circulares, directrices, papelitos y a salir a los medios de comunicación a dar dos o tres declaraciones, una rueda de prensa, montarse un acto para la foto y ya.

No. Aquí lo que se necesita es que todo el mundo volcado a las calles en esta temporada. Se requiere de esos héroes de la patria llamados policías y los funcionarios públicos -por deberse al ciudadano- modifiquen sus horarios de descanso, le metan más horas al trabajo real y menos a la “hora-nalga” en escritorios para ir sobre el terreno a trabajar en prevención, en información, en detección de riesgos, sanciones y demás.

Estar en las horas en que se debe estar -de noche y en la madrugada, sobre todo- en barrios, calles, conjuntos, avenidas evitando tragedias debido a la pólvora y el alcohol. Es placentero que ellos estén en este época con su familia, con amigos, tomando vino en las inauguraciones de nuevos centros comerciales, posando para la foto, asistiendo a despedidas de fin de año e integraciones deo2013; pero mucho más importante es evitar que un solo niño o niña se queme con pólvora y dañe su futuro personal, psicológico, social debido a las secuelas. A más de que le ahorran al Estado miles de millones de pesos todo atención.

Es en esa línea que quisiéramos ver los colombianos a quienes en el papel y discursivamente hablan de las campañas de cero quemados. Tiempo para descansar y estar con la familia tendrán los responsables directos más adelante y con la satisfacción en el alma del deber cumplido.

Hace unos días el hospital San Francisco de Ibagué presentó la campaña de “cero niños quemados con pólvora”, que creo cumple su décimo año, importante y loable esfuerzo no hay duda; pero el éxito dependerá de que se tenga una estrategia articulada desde la Administración municipal y con muchos canales de difusión y presencia.

Ojalá así sea por el bienestar de nuestros niños, niñas y adolescentes.

La responsabilidad nuestra como ciudadanos del común es seguir evitando que nuestros hijos y los niños en general manipulen pólvora. Enseñarles el riesgo inminente en que se ponen al hacer uso de estos elementos.

La responsabilidad de la Policía y las autoridades locales de Ibagué es estar en la calle, hacer campañas barriales, contestar las líneas de emergencia y atender los llamados y denuncias de la comunidad, para que no se repita lo de este primer fin de semana cuando se celebró el día de las velitas, donde el espectáculo común fue quema de pólvora sin control alguno en las calles de la ciudad en las narices de todo el mundo. Eso debe cambiar para lo que resta de las festividades.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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