La tal gratuidad educativa no existe

En esta semana que se reactiva el año escolar, los padres tienen que enfrentarse a los terribles costos educativos y comprar lo que contengan las llamadas listas de útiles inútiles; es necesario que todos seamos responsables, serios, no nos burlemos de la necesidad ajena y dejemos de contribuir a esparcir en la mente de los colombianos una mentira que ha hecho carrera: La de la gratuidad educativa en Colombia.

Es hora de comenzar a llamarla como lo que es, una reducción en el costo de matrícula o pensiones para algunos de los colombianos, cuyos hijos estudian en instituciones oficiales.

El término verdadero debería ser “media o cuarto de gratuidad educativa en Colombia”, o gratuidad de matrícula y pensión. Esto por dos razones: la primera, porque dicha gratuidad de educación no es para todos los niños y jóvenes del país, por fuera están quienes estudian en instituciones privadas; y dos, porque la tal gratuidad, para serlo, debería incluir los costos reales para los padres.

¿Un padre o madre de familia debe comprar los útiles escolares, es decir, cuadernos, lápices, textos guías, borradores, reglas, lapiceros, escuadras, compás, temperas, papeles y cartones de todo tipo? La respuesta es sí. Entonces la tal gratuidad no existe, porque el Gobierno debería proporcionar dichos elementos.

¿Deben los padres comprar el uniforme de diario, es decir, jardineras, camisetas, camisas, pantalones, medias, camibusos, zapatos y demás? la respuesta es sí. ¿Deben comprar los padres los uniformes para educación física, sudadera, busos, pantalonetas, tenis, chaquetas y demás? La respuesta es sí. Por tanto, la gratuidad educativa es un mal chiste o una burla colectiva que viene desde el presidente Santos, la Ministra de Educación, los gobernadores y los alcaldes que como loros le echan esa mentira al pueblo sin siquiera sonrojarse.

¿Deben los padres de familia pagar el transporte escolar, darle a sus hijos para la buseta o llevarlos hasta los establecimientos educativos? La respuesta es sí. Por ello la tal gratuidad educativa es una mentira que no soporta ni un mínimo debate argumentativo sobre verdades y hechos. Es tiempo que desde los medios de comunicación, los columnistas, los opinadores de oficio y demás personas que tengamos la posibilidad de dar información u opiniones mediáticamente, frenemos esa mentira que ha imperado y que por fuerza de repetición la hemos vuelto una verdad en el inconsciente colectivo nacional.

Cada vez que el Presidente salga con ese discurso de que existe la tal gratuidad educativa, hay que corregirlo públicamente, dar la instrucción a nuestro cerebro para que borre esa mentira, y preguntarnos por qué se atreve a sostener tamaño engaño. Lo mismo hay que hacerlo cuando la Ministra salga a hacerlo, el Gobernador o el Alcalde repitan en público ese discurso falso de la gratuidad educativa.

Estamos llamados todos a hacer una pedagogía social entre nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, estudiantes, vecinos, para corregir el esperpento de la falsa gratuidad educativa en Colombia y llamarla como debe ser: cuarto o media gratuidad educativa.

Credito
Nelson Germán Sánchez Pérez –Gersan-

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