Sin miedo a la democracia

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El próximo domingo 9 de marzo estamos los colombianos convocados a las urnas, a cumplir con un sagrado deber de dar respaldo a la democracia. Democracia imperfecta sí, y con muchos vacíos, pero que de alguna manera es la única barrera que nos separa de ser una nación de mayor barbarie, sangre y desigualdad.

No votar o no asistir a las urnas para elegir el Congreso –entiéndase Senado de la República y Cámara de Representantes- es hacerle el juego al terrorismo, a la corrupción, a quienes desde la izquierda y la derecha hacen fuerza para que el abstencionismo sea el gran ganador y poder justificar “ideológica” y mediáticamente, que lo mejor es un régimen autoritario lleno de unanimismo y que rechace de plano cualquier postura distinta, voz disidente, crítica a ejecutorias, reclamo social o inconformismo ciudadano.

El real riesgo de no participar en las jornadas electorales es darle a unos pocos deschavetados de la izquierda, de la derecha, del narcotráfico, del terrorismo, de los politiqueros de siempre, de los corruptos con sus grupúsculos de sangre, la posibilidad de que sigan manteniendo a la mayoría de colombianos sumidos en el atraso, la pobreza, el analfabetismo tradicional y el tecnológico, la falta de oportunidades, un paupérrimo servicio de salud y un medioambiente cada día más devastado.

Esa idea tonta de que participar en política es matricularse en un grupo o un movimiento electoral ya sea rojo, amarillo, azul, verde, floripepiado o en cuadritos, quedarse en él, no pensar, no analizar, no tener posturas distintas y críticas, no tomar distancia, seguir participando de mentiras y cosas mal hechas; no es sino eso, una idea tonta. Porque es precisamente esa matrícula a un “jefe” y el empeño de la razón, el pensamiento, la moral y la voluntad propia a éste, la que tiene a este país en una espiral permanente de desilusiones, fracasos y proyectos sociales inconclusos.

Sí hay por quien votar. EL NUEVO DÍA publicó ayer una revista con perfiles propuestas y observaciones sobre cada uno de nuestros aspirantes territoriales. También el voto en blanco es una opción importante, válida y fuerte. Allí aparecieron todos y todas, desde los senadores Juan Mario Laserna, sin duda de los mejores del país, calificado así por expertos, medios nacionales y ciudadanos; hasta un hombre de una orilla ideológica distinta como Jorge Robledo, también reconocido en la opinión como de los mejores. Mujeres representativas como Silvia Ortiz, Carmen Sofía Bonilla, Paloma Valencia, Rosmery Martínez, Érika Ramos , Martha Hómez, Nubia Russi, Carolina Rodríguez y Betty Morad, entre otras.

Y quienes apenas se asoman a estos escenarios nacionales como el joven Miguel Barreto, Jairo Acosta, José Elver Hernández, Francisco Mejía, Carlos Andrés Pérez, Fredy Pérez, Javier Salinas, hacen parte de ese grupo de opciones. No olvide que no votar no implica que la política no lo va a tocar; por el contrario, así se quede sentado en su casa viendo televisión allí la política lo va a tocar a través de los impuestos a la energía, el cargo fijo del teléfono y el agua, la plusvalía, el predial y la valorización que le va a llegar; la cita médica urgente que necesitará y si no se mejora ese servicio no le van a dar sino después de muerto; la quebrada cerca a su casa que se desbordará si no se acometen las labores necesarias, hasta la policía que no responda con eficiencia a un llamado suyo si los ladrones se le entran mientras ve la televisión. Esa es la real política. Ir a votar el domingo es apenas un pequeñísimo acto en ella, pero que contribuye mucho a mantener la democracia.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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