Estamos a exactamente a siete días de elegir el presidente de los colombianos para los próximos cuatro años. Esa es una decisión trascendental para más de 44 millones de compatriotas, aunque el 60 por ciento de quienes y pueden aportar con esa decisión como votantes no participen.

La invitación a todos quienes pueden ejercer su derecho al voto es a que lo haga. Vayan y lo depositen en las urnas el próximo domingo. Puede ser que no les guste ni el candidato Zuluaga ni el candidato presidente Santos, pero tienen la opción del voto en blanco.

Como infortunadamente en un juego macabro de algunos medios de comunicación el tema de los acuerdos entre el Gobierno Santos y la guerrilla de las Farc se volvió el tema más taquillero, voy a decir que tiene razón nuestro paisano intelectual y escritor, William Ospina al decir que Zuluaga es el indicado para llevarlos a feliz resolución.

Solamente una persona que se ha mantenido en sus ideales es capaz de dar confianza, seguridad y credibilidad a un proceso de conversaciones como el de La Habana (No un mal llamado proceso de paz como de manera mentirosa y reiterada se ha tratado de vender publicitariamente). Llamar las cosas por su nombre no es un mero problema de semántica como también lo han dicho otros estudiosos del conflicto en Colombia, si no designarlo con su significado real, en sus justas proporciones y sin vender falsas expectativas a las futuras generaciones.

No me cansaré de repetir respecto a que una cosa es la búsqueda verdadera de la Paz –que no se consigue solamente con la guerrilla- y otra muy distinta y diferente buscar el cese del conflicto con uno de los actores que alimentan el combustible de dicho conflicto como las Farc. La Paz real y verdadera sólo se logrará con el cambio al modelo económico nacional, o introduciendo ajustes sociales al actual para hacerlo menos inequitativo.

Democratizando la propiedad de la tierra, asegurando el cuidado a los recursos naturales y el medioambiente, reformando el sistema de salud donde sea el paciente y el profesional del sector el centro del mismo y no las EPS, los laboratorios que venden medicamentos y las gerencias de los hospitales e instituciones prestadoras. Se logra Paz cuando exista autoridad real frente al abuso absurdo de los intereses de la banca y prestadores de servicios públicos domiciliarios, cuando se invierta en un sistema educativo público de calidad y gratuito, es decir, que usted no tenga que gastar un solo peso para mandar sus hijos a la escuela, el colegio o la universidad.

Cuando los institutos de investigación y desarrollo estatales y de universidades reciban más del cinco por ciento del PIB para sus labores. Cuando se recupere la seguridad en las ciudades y la gente no siga viviendo temerosa de salir para morir apuñalada o de un tiro en la calle como sucede hoy.