Hasta ahora sedes...

Nelson Germán Sánchez

Lo sucedido en los últimos días frente al inicio de obras para la construcción de los Juegos Deportivos Nacionales en su edición número 20, más que llamarnos al optimismo, la tranquilidad, el entusiasmo y la alegría, nos debe convocar a la mesura, la prudencia y el poder aterrizarnos.

Las palabras de Fabio Ramírez García, director de las justas deportivas, frente a que en su cabeza hasta el momento Tolima y Chocó son las sedes de los juegos, no es ni mucho menos un parte de tranquilidad. Pareciera, más bien, una advertencia velada y muy democrática, frente al panorama de no inicio de la construcción de los escenarios deportivos en muchos lugares.

No se puede desconocer que Ramírez García fue directo y poco ambiguo al dejar en claro públicamente que la construcción de los escenarios tiene tres fases o momentos y dio un aproximado para cada uno, pero se cuidó al máximo de hablar de los imprevistos, de las situaciones de último minuto, anómalas, de todo aquello que puede retrasar varias semanas una entrega como esas.

También, que le interesa saber cuándo inician los juegos para saber cuándo terminan, lo cual, en palabras simples, es que no se tienen fechas ni claras ni precisas de lo uno ni de lo otro.

A nadie en este Departamento le debe interesar que los juegos no se hagan, que salgan mal, que los escenarios queden a medias, mal construidos, que se conviertan en un peligro para deportistas y asistentes, pero lo que más nos debe importar es que las obras queden como deben ser, que quienes vengan no se lleven una mala impresión, que el nombre del Tolima quede en lo alto en cuanto a organización, infraestructura, implementos, espacios y todos los demás etcéteras.

Más que ganas, llamar al optimismo, señalar entre amigos y enemigos de los juegos, lo que se debe pedir es actitud y aptitud frente a los compromisos adquiridos para efectuar dichos encuentros deportivos, alta capacidad de gerencia, enormes dotes de gestión a todo nivel, consagración 24 horas del día a dichos logros, porque o si no, de reuniones del club de los mutuos elogios no se pasará a la acción concreta, que es lo que se requiere.

Ojalá por el buen nombre de la ciudad y el Departamento el andar se apresure, el camino se enderece y las palabras se conviertan en hechos concretos, para poder tener una gran vitrina nacional de la cual hablar bien de esta tierra, mostrar lo mejor de nosotros mismos y seguir invitando a los colombianos a que nos visiten.

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