Aromas a Haikú

Nelson Germán Sánchez

Dicen los expertos en literatura y poesía que el haikú o los haikús, en español jaiku, “es una forma de poesía tradicional japonesa. Consiste en un poema breve, generalmente formado por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Comúnmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se traducen o componen en otras lenguas”.

Igualmente, la esencia de este tipo de escritura poética es precisamente “recortar” yuxtaponiendo dos ideas o imágenes con un kireji, que es el separador o “cortante” de las mismas.

Los estudiosos del tema y las referencias bibliográficas hablan de que es común que en este tipo de escritura se mencione una estación del año de manera directa o indirecta, frecuentemente mediante el uso de un kigo o palabra que evoca las estaciones.

Toda esta introducción es a propósito de descubrir que un poeta, escritor, pintor, teatrero de nuestra ciudad presentó recientemente su libro, o sería mejor decir pequeño libro, titulado “Aromas a Haikú”. Un compendio de 35 páginas donde de manera creativa desde el epígrafe hasta el epílogo José Ancízar Castaño deleita al lector con haikús como estos:

“De madrugada, en tanto yo orino. ¡ah, tu recuerdo!”.

“¡Dolor si estás! Dolor si ya no estás! ¡Siempre dolor!”.

“Mujer furtiva, al roce de tus labios, sábanas rotas”.

“¡Es increíble, no conozco la noche, y yo dormido!”.

“Al ternurarla, escapa de su crueldad entre mis brazos”.

“Desvergonzada, besada por el viento, cae la rosa”.

“Noche sin luna. Luz de ángel caído. Duerme la nieve”.

Gracias al Centro de Estudios e Investigaciones y Simatol este pequeño libro pudo ver la luz. El descubrir este esfuerzo que por pasión o hobby realizan muchos profesionales de distintas disciplinas en la ciudad es reconfortante, y más cuando se sabe que desde lo público y lo privado son pocos los apoyos reales que se otorgan para este tipo de iniciativas.

Ojalá que existieran en nuestra ciudad más y más Ancízar que combinaran su labor de docencia con la de desarrollar la pasión por la literatura, porque es gracias a fomentar el arte y fortalecer el espíritu y la mente a través de éste, que se construye verdadera paz.

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