Popeye, Farc y otros al Congreso

Nelson Germán Sánchez

Este país es bastante gracioso cuando se trata de discutir sobre las posibilidades de quienes puedan estar o no estar en las sillas del Capitolio nacional.

Toda una ola de discusiones mediáticas se dio por cuenta de saber que el “exlavaperros” del Cartel de Medellín, de quien se sabe es mitómano por naturaleza (muy parecido a algunos de nuestros gobernantes) porque cuenta hechos que no le constan, situaciones en las que no estuvo, sucesos de los que no fue testigo ni protagonista, mostró su aspiración de poder ir al Congreso de la República para las próxima legislativas.

Pues que este personaje vaya. Se someta al escrutinio popular, haga campaña, dé lora en discursos y todo lo demás; y si la gente así lo quiere pues que sea representante o senador, no creo que vaya hacer mucha la diferencia de sus aportes con los que hacen hoy personajes de la talla de Roy Barreras, Armando Benedetti, que sirven para lo mismo que Popeye, dar la lora e inventar cuentos a diestra y siniestra para entretener a la tribuna y los medios de comunicación.

Que por qué es un asesino y mató a 3 o 300, como calcula Popeye en sus fantasías, eso es lo de menos. Pues los responsables de delitos atroces, de lesa humanidad, de violaciones, secuestros, desplazamiento, la quiebra económica y la ruina familiar de miles de familias en Colombia amparados bajo el manto de las FARC, también van a tener la misma posibilidad, entonces cual es la diferencia real y práctica. Ninguna.

Entre ellos ahora, y los representantes y senadores de los “paras” que estuvieron, y que están ahora -más disimulados- en el mismo Congreso, cuál es la diferencia de fondo. Nada.

De pronto con tipos tan lenguaraces como Popeye, como los de las Farc, el Congreso produce más, dé la impresión de más trabajo, se metan más en todas partes del país y su favorabilidad mejore ante la opinión.

Y no nos digamos mentiras, seguramente este nuevo grupo de hombres de la patria hagan más que muchos de los que están hoy allá, ganándose los 27 millones de pesos al mes, que se llevan para la casa, producto del sudor de la frente de miles de colombianos.

Porque para no ir lejos, Popeye y los faruchos, incluso harían mejor papel y más visible la provincia. En el caso del Tolima hoy se destacan dos (que han tenido relación directa con el tema Paz), pero el resto son como diría Shakira: ciegos, sordos y mudos en el Congreso. No se sabe qué hacen, no participan en debates, ni siquiera alzan la mano, de proyectos de Ley nanai cucas; ni de debates profundos y serios que tengan que ver con el Tolima o el país. Un grupo bastante particular de celios llevan hoy nuestra representación. Así, que tampoco perderíamos mucho si estos mudos salen y entran los otros.

Comentarios