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Nelson Germán Sánchez

Herbin Hoyos Medina director del emblemático programa Las Voces del Secuestro y miembro de la Federación de Víctimas de las Farc en Colombia, es quien últimamente ha puesto el dedo en la llaga sobre un asunto que a todos nos estaba pasando por alto en las negociaciones de La Habana y los acuerdos con esa guerrilla por parte del Gobierno Santos ¿Y de los secuestrados qué? ¿De los desaparecidos qué?

¿Dónde están? ¿Cuántos son? ¿Están vivos o muertos? ¿Cuánto recibieron por ellos? ¿Por qué no los devolvieron? ¿Dónde los enterraron? Son muchos los interrogantes que aún no se han resuelto y requieren ser aclarados.

Pareciera que como por arte de magia y a pura fuerza mediática ahora sí los invisibilizamos, los olvidamos, los sacamos del radar nacional. No hacen más parte del debate de la opinión, los hicimos inexistentes, los convertimos, como en la película de horror, en los “no nacidos”.

Creo que es hora de dejar tanta contemplación, y acabar con el chantaje moral de que en estos momentos es mejor hacer pasito porque los acuerdos se pueden romper o acabar, y que las cosas hay que dejarlas como están para el bien de todos. Que para qué volver a retomar temas que como esos enrarecerían el ambiente nobel que ahora nos rodea.

Por el contrario, soy de los que creo que para construir esa Paz estable y duradera, iniciar el camino de la convivencia pacífica y la reconciliación, es mil veces mejor que devuelvan la tranquilidad y el sosiego a miles de familias en Colombia, que merecen saber qué hicieron las Farc con esos secuestrados y los desaparecidos. De paso, que aclaren si es cierto que tienen en sus manos a más de 500 personas, de las cuales hoy supuestamente no saben nada o se les borraron de la memoria, 468 señala la Federación de Victimas de las Farc, para ser exactos.

También es menester, saber públicamente qué pasó con los 139 militares, entre soldados, oficiales y suboficiales, así como con el personal civil de las Fuerzas Armadas, que entre Farc, ELN y autodefensas, desaparecieron y cuyo cálculo lo tiene el propio Ejército colombiano.

Como si estos fuera poco, lo más preocupante es que se inicien de manera formal los diálogos con el ELN en Ecuador, y no se tenga claridad y certeza de los secuestrados, en especial de Arauca y los santanderes, que tiene el grupo insurgente .

No podemos llegar a la parte final del acuerdo con el ELN, llevarlo al Congreso o un nuevo plebiscito –que sería un error- para poner en marcha lo pactado y entonces se diga “¿ole y los secuestrados y desaparecidos qué?’” sería un absurdo total. Como absurdo es por ejemplo que el mismo Gobierno nacional reconozca que no sabe a ciencia cierta cuántos secuestrados tiene esa guerrilla, tal cual como lo expresó hace pocos días el propio Comisionado de Paz, Frank Pearl, a los medios de comunicación al anunciar esa nueva fase de encuentros.

No. Esas familias merecen respeto y descanso para su dolor. Conocer qué pasó, por qué y dónde están o quedaron sus seres queridos. O si no, cuál es la Paz de la que tantos nos ufanamos como sociedad, una que perdona y se olvida de todo, hasta del descanso de los muertos.

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