“Guerra” al consumo de alcohol

Nelson Germán Sánchez

El fin del año es un buen momento para que entre todos lanzáramos una verdadera “guerra” contra el consumo irresponsable de alcohol. Según las autoridades de salud a escala mundial, en nuestro planeta muere una persona cada 10 segundos por ese consumo excesivo o exagerado.

Es más, al parecer, casi el siete por ciento de las muertes en el orbe son atribuidas a causas relacionadas directamente o indirectamente con el consumo elevado de alcohol. Cerca del 40 por ciento de la población humana es bebedora. Su ingesta exagerada o crónica genera efectos dañinos en las neuronas y el sistema nervioso, que lo convierten en una necesidad primaria incontrolable. Por eso, los alcohólicos se desnutren, pierden todo grado de autoestima, se les disminuyen las defensas y, por tanto, son más propensos a infecciones o a desarrollar problemas renales, intestinales, cardiovasculares, hepáticos, enfermedades malignas como la cirrosis ya que el hígado deja de degradar el licor que consume el cuerpo.

Esto sin contar los muertos y lesionados graves que quedan por los accidentes de tránsito a causa de borrachos irresponsables, que son simples asesinos al volante. Según las autoridades viales nacionales en la última década en el país murieron por lo menos 60 mil personas en accidentes de tránsito y algo más de 400 mil sufrieron lesiones.

Por eso esta época decembrina que comenzó oficialmente el sábado anterior, es el momento propicio para que entre todos hagamos una pausa, pensemos, tomemos conciencia y con cabeza fría comencemos a retirar de a poco el alcohol de la festividad.

Una manera de hacerlo es no regalar licor de ningún tipo en Navidad o Año Nuevo como ofrenda de integración familiar o amistad. Tampoco el llevar en el mercado decembrino el licor acostumbrado para el novena, la alborada, la natividad o el Año Nuevo. Disminuyamos la cerveza, el aguardiente, el vino, la champaña, el Whiskey, el sabajón o lo que se consuma con alcohol. Así evitaremos tragedias, enfermedades, catástrofes en la familia y con los vecinos. Consumamos poco, con moderación y sin exageración. Esa es una excelente manera de aportar al verdadero espíritu navideño.

Ese dinero ahorrado en al “trago” podríamos donarlo solidariamente a una causa social, una organización sin ánimo de lucro, un ancianato, una fundación, un club deportivo o llevarlo a tantas personas necesitadas que podríamos conocer.

Piénselo. Que mejor celebración que una que no embrutezca, no genere daños directos ni colaterales, no enferme y ayude a la sana convivencia. Este es un buen momento para comenzar.

A algunos este tipo de llamado no les conviene, porque su negocio es precisamente alcoholizar, pero sí es responsabilidad de otros que podamos expresar públicamente nuestras posturas motivar conciencia social al respecto. Así que a comenzar las festividades con menos alcohol y más paz interior. A gozar.

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