Ibagué, en social media

Nelson Germán Sánchez

Ya es un lugar común decir que la incursión de la Internet y las redes sociales cambió nuestro mundo, la forma de relacionarnos, de informarnos y hasta de comportarnos. Hasta hace muy pocos años, por ejemplo, la mejor manera de informarse de los hechos de importancia nacional e internacional eran los medios de comunicación tradicional (prensa escrita, radio o televisión).

Hoy en día, pese a que los medios no dejan de ser importantes, las redes sociales toman cada vez mayor preponderancia, porque permiten inmediatez y mayor accesibilidad a todos los ciudadanos no solo en cuestiones periodísticas, sino también de la vida misma. Son el medio por excelencia para compartir los sucesos de la vida cotidiana, establecer nuevas relaciones, conocer personas, tomar posturas ideológicas, generar opinión, comercializar productos y servicios, conocer el mundo, entre muchos otros.

Desde que Colombia en 1994 por primera vez se conectó a Internet, mucho ha pasado, se creó Twitter, Google, Instagram y Facebook, que a propósito desde 2007 marcó el inició de lo que los expertos denominan la fiebre digital mundial.

Por eso, no podemos más que celebrar iniciativas de la tierrita que se concretan en el uso esas redes sociales o de la social media (término en inglés para los medios de comunicación sociales y evolución del término mass media), como las de la página El Fandi & 33: The foodies; de un par de jóvenes tolimenses (Eduardo Fandiño y Diego Beltrán) que decidieron, un sábado en la noche, hacer de manera rigurosa y metódica lo que hacían permanentemente: salir por lo menos cinco veces a la semana a comer por fuera de su apartamento a distintos lugares. Se volvieron referente de sus amigos de dónde ir a comer con un precio justo, buen sabor y buena atención.

Es decir, se dieron cuenta de que eran ‘foodies’, es decir, aficionados a la comida y la bebida, no expertos catadores ni críticos gourmet o mucho menos chefs con ínfulas de aconsejar sobre gastronomía, pero en redes sociales. Lo pensaron también como manera de ayudar a muchos ibaguereños con proyectos gastronómicos que no tienen publicidad ni mucho mercadeo, marketing digital o convencional, para que sus negocios pudiesen ser más conocidos y visitados.

Es más, otro tipo de negocios como Guapísimas Ropa Íntima con su Facebook, que conozco también, ha incursionado creativamente en redes sociales para prestar asesoría “personalizada” y servicios a sus clientes a través de esa red social, en algo que parecería muy atado a lo físico como son las prendas de vestir, pero que ya también pasó al ciberespacio, en este caso los trajes de baño y la línea íntima. Un esfuerzo plausible de las hermanas Bermúdez Ariza.

Esos son solo dos ejemplos en la ciudad, de muchos que pretenden abrirse campo en el campo de la web 2.0 y batallan por optimizar al máximo el uso de las herramientas digitales para dar respaldo a emprendimientos comerciales, actividades sociales o el ocio.

Pero más allá de esas u otras apuestas o sitios, lo que se demuestra es que nuestra Villa de San Bonifacio de las Lanzas de Ibagué, el pueblito grande y buen vividero, ya está inmerso en la virtualidad y es necesario contar con toda una política pública digital y de redes sociales para aprovechar la potencialidad que en diversas líneas de acción, nichos y posibilidades (desde promoción del territorio, turismo, contactos comerciales e información al ciudadano) se generan allí hoy por hoy. No se trata solo de capacitar a la gente en crear una cuenta o de cómo poner una ‘pinche’ foto de cuanta actividad se tenga en el día, sino usar esa potencialidad como insumo que soporte e impulse el desarrollo territorial, y pueda contribuir en nueva dinámica local y a mejorar la calidad de vida de miles en nuestra ciudad.

Para cerrar, baste decir que según los más recientes estudios, Facebook cuenta con más de mil 350 millones de usuarios en el mundo, Twiter con unos 500 millones e Instagram con algo más de 300 millones, y de ahí en adelante la lista se hace más larga con YouTube, WhatsApp, Snapchat, Badoo… ¿será que de ese inmenso mundo de posibilidades nos debemos aislar por omisión o inacción los ibaguereños como comunidad? No creo.

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