Es mejor que se calle

Con el paso del tiempo se acentúan las manifestaciones del llamado “Síndrome de Hybris”, del que sufre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y que fue descrito por el neurólogo inglés David Owen, “como un trastocamiento de la personalidad” que aisla al político de su realidad inmediata.

Con el paso del tiempo se acentúan las manifestaciones del llamado “Síndrome de Hybris”, del que sufre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y que fue descrito por el neurólogo inglés David Owen, “como un trastocamiento de la personalidad” que aisla al político de su realidad inmediata  y lo sumerge en la obstinación  e irreflexión  hasta llevarlo a cometer actos que perjudican a la comunidad y degeneran en locura.

La intensidad con que el expresidente hace uso de su cuenta de twitter para oponerse al actual mandatario parece no tener descanso. En los últimos días se ha ensañado en revivir la polémica contra Chávez y ha proferido, no solo las amenazas de siempre, sino su intención de invadir el territorio vecino, lo cual ha causado  molestia en distintos sectores, no solo en Colombia, sino también en el hermano país.

Además de poseer todos los rasgos de personalidad que lo ubican como pendenciero y  autocrático, el expresidente administra una inexplicable popularidad, incubada básicamente por los medios de comunicación que reproducen cada una de su frases y se convierten en una caja de resonancia de sus críticas y planteamientos que buscan, en primera instancia, deslegitimar las acciones de Santos y en segundo lugar exaltar los logros que él, supuestamente, alcanzó durante sus ocho años de gobierno.

Uribe está obsesionado con ciertos reconocimientos a su exministro y no pierde ninguna oportunidad para ejercer de francotirador. Inclusive ha llegado a ciertas prácticas cuestionables como las presentadas por El Espectador, en su edición del pasado domingo, en la que cuenta como este mesiánico montañero se ha dedicado a dictar conferencias en colegios privados de Bogotá y Medellín, en un acto sin antecedentes en la historia política del país, pues amparado en charlas sobre liderazgo, se dedica al  proselitismo en favor de “Puro Centro Democrático”.  Los estudiantes de 10 y 11 de estos colegios, acompañados de sus padres y directivos, festejan la llegada del expresidente, le dan obsequios, aplauden a rabiar sus afirmaciones y le endulzan el oído con consignas que alimentan su ego.

Si bien es cierto que todo político tiene derecho a defender sus obras, el caso Uribe es patológico y falso, porque está escondiendo información sobre la corrupción, las alianzas con el narcotráfico, el paramilitarismo y la persecución a políticos, periodistas e intelectuales durante su gobierno. Uribe le miente a la juventud colombiana cuando coloca como paradigma de honestidad a fugitivos y  prisioneros  de la justicia, cuya lista excede el espacio de esta columna.

Por su  salud, por la política del país y por la construcción de caminos hacia la paz, los colombianos debemos gritarle a Uribe que… es mejor que se calle.
Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.     

Jacinto Benavente


Profesor Titular UT - lcelemin@ut.edu.co

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN

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