Pecados modernos

Polidoro Villa Hernández

Reparador de almas. Así se autodenomina el Filósofo de La Pola, el intelectual incógnito más conocido de Ibagué, exhippie brillante de vastos saberes gnósticos -a veces hasta levita-, y quien prepara el segundo tomo de su obra inédita “Insondables reflexiones superficiales” cuya edición patrocinará su anciana madre. Él, me rogó que respete la Pascua y no hable de política en mi columna y mejor mencione los pecados modernos que agobian al mundo. Acepto su exhortación, porque malos dirigentes pecan con el alma para perdición del prójimo. Ellos, claro, tienen patente de corso.

El tema es relevante. El cotidiano y gozón ejercicio de los trajinados pecados capitales a los cuales ninguno escapa, ni siquiera usted, virtuoso lector, ha derivado en males que tienen al planeta cerca de la sexta extinción. Los nuevos vicios han sido definidos por pensadores y científicos preocupados por sus semejantes y divulgados profusamente en los medios. Pero les ponemos el mismo interés que a los edictos emplazatorios en los periódicos.

Vergonzosos pecados actuales:

1. La contaminación del medio ambiente: la Tierra, hermoso hogar en el infinito universo, está saturada de aire sucio, basuras y aguas putrefactas que alejamos de nosotros, no importa quienes tengan que sufrirlas río abajo. Se calienta el planeta y se derriten los polos. Mal presagio.

2. La violación a los derechos humanos: desplazamientos, abusos laborales, discriminación, terrorismo, represión, censura, falta de justicia, conculcan el derecho a la libertad y la igualdad y amargan la vida.

3. La pobreza: que cuatro millones de colombianos sobrelleven su pobreza extrema, y que la comida de los niños la roben quienes deberían protegerlos, prueba que olvidamos totalmente las obras de misericordia.

4. La riqueza obscena: la corrupción que depreda recursos públicos, la codicia desaforada que acumula tierra y capital sin límite; y la concentración de riqueza sin ninguna función social, crea resentimientos y presiones que mantienen al país en tensión, al borde de conflictos.

5. La violencia: los apetitos de poder que incitan enfrentamientos en la comunidad, la intolerancia de género, la pedofilia, el matoneo escolar, la homofobia, revelan que es arduo el camino para encontrar la convivencia social pacífica.

6. El consumo excesivo: la acumulación de cosas inútiles innecesarias para vivir y ser felices; la frívola moda, que induce a comprar, usar poco y botar; y la sumisión a la publicidad engañosa creadora de compradores compulsivos que jamás están satisfechos, causa inmenso impacto ecológico que hará que futuras generaciones encuentren agotada la naturaleza.

7. El tráfico de drogas: nefasto mal que arrasa el país. Desintegración familiar, afectación social, corrupción política, financiación del terrorismo, carteles perversos, descrédito internacional.

Los viejos siete pecados capitales mutaron hasta convertirse en engendros que amenazan muestra supervivencia. ¿Regresarán los viejos místicos con sus alarmantes carteles: “Arrepentíos: el fin está cerca”?

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