El pasado viernes se frustró la realización de la Asamblea General Extraordinaria que habrÃa de definir la posibilidad de convertir en sociedad anónima a la Corporación Deportes Tolima. La razón no fue otra que la falta del quórum requerido motivada por los inconvenientes que el clima presentó para el servicio aéreo en la citada fecha.
Como esta son numerosas las ocasiones en las que se frustran toda suerte de actividades por cuenta de la carencia de un aeropuerto siquiera presentable y competitivo. El marginamiento al que se ve sometida la región por cuenta de esta carencia se mide en opciones, oportunidades y como dice la cuña: “en billete†que mucha falta hace.
¿Cuántos espectáculos, giras, visitas de inversionistas y turistas se pierden por la inexplicable ausencia de un buen aeropuerto? La región no puede ni debe comulgar con ese marginamiento. Volviendo al tema del fútbol con el que se inició esta nota vale la pena revisar las razones por las cuales Ibagué no hizo parte de las sedes seleccionadas para el mundial de Fútbol que se celebra en el paÃs.
Por supuesto que una demora de 60 años en construir un escenario adecuado tiene mucho que ver y algunos señalarán que no existe una suficiente oferta hotelera, a lo que debe sumarse que el tema del aeropuerto sin duda cohÃbe cualquier iniciativa.
¿Se está haciendo algo al respecto? ¿Será factible que el Murillo Toro esté terminado para cuando el paÃs vuelva a ser designado como organizador de un evento de categorÃa global? ¿Habrá cumplido, para entonces, el gobierno nacional, con el compromiso de dotar a la ciudad de un aeropuerto digno de su tamaño y actividad? ¿Se habrán producido, por fin, las licencias solicitadas a los organismos estatales para construir los numerosos proyectos hoteleros propuestos?
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