El jefe de la manada

Tal vez el peso de las áureas y sólidas cruces coronadas de esmeraldas que lucían los prelados cuando prestos acudieron a la clínica Santa Fe en Bogotá a acompañar y dar apoyo al "empresario" les haya impedido leer y enterarse de los antecedentes de quien lejos de ser una oveja descarriada era el jefe de la manada de lobos.

Todo el país recuerda la presencia de Monseñor Darío Castrillón Hoyos en la inauguración de la Posada Alemana en Armenia en la época del esplendor del imperio criminal de Carlos Lehder. El prelado acuñó una idea bastante controvertida que daba cuenta de que las limosnas recibidas por la Iglesia de manos de criminales quedaban purificadas por cuenta de la donación.

Por ese entonces se conoció la información publicada por María Jimena Duzán en El Espectador- y nunca desmentida- que daba cuenta de la cercanía del arzobispo de Medellín Alfonso López Trujillo con la organización de Pablo Escobar que tuvo como consecuencia el beneplácito de la curia con Medellín Sin Tugurios y otras iniciativas del capo, y, como resultado el apoyo de Escobar a la instalación del cardenal en Roma con vehículo y apartamento incluidos.

Los polémicos episodios vienen a la memoria por las sorprendentes actuaciones y declaraciones del obispo de Chiquinquirá, Luis Felipe Sánchez, y de monseñor Héctor Gutiérrez acerca de a quien se refieren como "don Víctor" que no era otro que el controvertido Víctor Carranza amo y señor del negocio de las esmeraldas y jefe civil, militar y, al parecer, eclesiástico de Coscuez y Muzo.

Los solícitos clérigos viajaron desde sus sedes a Bogotá a dar bendiciones y acompañar al personaje por cuenta de que padecía  de una enfermedad, que finalmente le causó la muerte, lo cual no tendría nada de malo si esa fuera la conducta usual y los prelados lo hicieran con todas las ovejas de su grey y no solo con esta descarriada.

Los antecedentes del fallecido están pormenorizadamente reseñados por las declaraciones y documentos del sacerdote jesuita Javier Giraldo; las copiosas informaciones que en los medios se publican acerca de las andanzas del ciudadano  tanto como el líder vencedor en la guerra de las esmeraldas, promotor del paramilitarismo en Boyacá y el Llano, amigo de Pablo Escobar y propietario de extensiones de tierra que compiten con las de la familia Ochoa Vásquez - y sobre cuyo origen hay profundas dudas- especialmente las localizadas en Puerto López, Granada y Restrepo.

A todo lo anterior - por si hiciera falta-  deben añadirse los señalamientos de Salvatore Mancuso y "El alemán" acerca de la tenebrosa carrera de Carranza quien, por cierto, no registra condena judicial alguna.

Tal vez el peso de las áureas y sólidas cruces coronadas de esmeraldas que lucían los prelados cuando prestos acudieron a la clínica Santa Fe en Bogotá a acompañar y dar apoyo al "empresario" les haya impedido leer y enterarse de los antecedentes de quien lejos de ser una oveja descarriada era el jefe de la manada de lobos. 

EL NUEVO DÍA

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