Confusos mensajes

Que como en muchos otros contratos se han encomendado a quienes no exhiben un desempeño ni unos antecedentes de cumplimiento y profesionalismo que los hicieran merecedores de los multimillonarios contratos.

No es extraño que el ciudadano de a pie padezca situaciones de confusión sobre los que le resulta dificultoso lidiar. Para muestra un botón: hace no menos de tres meses que cada vez que prende el televisor le toca soportar un comercial en el que se hacen alabanzas sobre las maravillas producidas por la construcción de la doble calzada Bogotá - Girardot, lo invitan a disfrutarla y a sentirse orgulloso de lo que destaca como un inmenso logro de la ingeniería nacional.

El comercial está patrocinado por diversas entidades estatales, entre las que se destaca la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI.

Quien, confundido por la propaganda, se aventure a conocer la obra, bien por placer o por trabajo, se va a encontrar que el trayecto de la variante de Melgar solo funcionó una semana, hace varios meses (dicen que el pasado fin de semana fue puesto nuevamente en servicio) y el Túnel en el mismo Melgar ha entrado en un proceso de reparación que no se sabe cuánto ha de durar ni cuán profundas son las reparaciones.

Todo sin contar lo que le espera al principio o al final con el infranqueable tapón de Soacha, ya que debe encomendarse a los hados si la experiencia la adquiere al comienzo o al final de un “puente”.

Pues bien, a ese elogiado pedazo de infraestructura la propia ANI tiene el firme propósito de decretarle la caducidad al contrato de concesión que lo cubre por razón del “detrimento patrimonial ocasionado”, que los organismos de control estiman en la nada despreciable suma de 8.4 millardos de pesos. El contrato vence a finales de 2015 y el Ministerio advierte que está en capacidad de seguir recaudando los millonarios peajes que allí se recaudan y atender las reparaciones que se multiplican por la mala calidad de los diseños, la ejecución y los materiales utilizados.

Hay que recordar y ojalá que así lo hagan los funcionarios que tengan que ver con el proceso que al declarar la caducidad esa determinación repercute en las posibilidades de contratar con el Estado de quienes han tenido a su nombre la concesión. Que como en muchos otros contratos se han encomendado a quienes no exhiben un desempeño ni unos antecedentes de cumplimiento y profesionalismo que los hicieran merecedores de los multimillonarios contratos.

A ver si al menos suspenden la proyección del mentiroso comercial.

REDACCIÓN EDITORIAL

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