Editorial: De nuevo la esperanza

La tenue luz que había quedado tras los tristes sucesos recientes parece haberse reavivado. El anhelo de la mayoría es que el proceso tome de nuevo el rumbo, que pare la sangría y se llegue a la elusiva paz.

La preocupación por el acelerado deterioro de las conversaciones en La Habana, que llevó a pronunciamientos de los países garantes, la comunidad internacional, la Iglesia Católica colombiana y numerosas entidades y ciudadanos del común, tuvo un efecto positivo.

En Cuba los voceros de las Farc, en pleno y con la vocería de ‘Iván Márquez’, reaccionaron prontamente y determinaron el restablecimiento de una tregua unilateral por un mes a partir del próximo 20 de julio, lo que reaviva las opciones y devuelve la dinámica al proceso.

El anuncio ha sido recibido con diversas actitudes: el primero en responder fue el Gobierno, por boca del presidente Santos, quien se mostró reconocido por la decisión pero adujo que la determinación de la guerrilla era incompleta de acuerdo con las expectativas del Gobierno y de los más representativos sectores.

El fiscal Montealegre, por su parte, expresó que tanto el Gobierno como las Farc deben proceder de inmediato a establecer una tregua bilateral indefinida aún antes de que sean firmados los acuerdos de paz.

Monseñor Luis Augusto Castro, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, celebró el propósito y se prepara para lanzar la semana entrante en Boyacá un libro de apoyo a la paz que se llama ‘El caballero de la triste armadura’, que enfatiza en los compromisos que surgen de la paz y entraña el postconflicto.

Por cierto, la reacción de los opositores a los diálogos fue inmediata y bordea la histeria. No de otra manera se puede calificar a los pronunciamientos del procurador Ordoñez, que señala el pronunciamiento de las Farc (y de paso los reclamos de los garantes y otras manifestaciones) como parte de un complot político-criminal urdido por el Gobierno y el grupo guerrillero para conseguir un fallo del Consejo de Estado para arrebatar la posición al jefe de Ministerio Público.

La tenue luz que había quedado tras los tristes sucesos recientes parece haberse reavivado. El anhelo de la mayoría es que el proceso tome de nuevo el rumbo, que pare la sangría y se llegue a la elusiva paz.

REDACCIÓN EDITORIAL

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