Editorial: Buenos presagios

En tanto, la falta de noticias de confrontación y muerte, si bien no merecen titulares, producen una sensación de alivio y permiten augurar lo que habría de ocurrir de culminar con éxito las conversaciones con las Farc y la posibilidad de que se inicien otras con el ELN en el mismo sentido.

La frase en inglés “no news is good news” (la ausencia de noticias son buenas noticias) resume lo acontecido durante el segundo mes de la tregua unilateral decidida por las Farc y el compromiso del gobierno de suspender los bombardeos a los campamentos guerrilleros. Transcurrió el segundo mes y no hubo señales de enfrentamientos ni hostigamientos y, con gran sorpresa, nadie se molestó en reseñar la ausencia de confrontaciones.

De otro lado, llegan señales sobre el avance de las conversaciones en La Habana y las expresiones de las partes son, en general, optimistas acerca del resultado final de los diálogos.

Por supuesto, que a quienes cualquier propósito de paz les produce escozor y les conturba el espíritu, continúan con sus críticas y señalamientos sobre cualquier noticia positiva proveniente de La Habana y encuentran ocultas y perversas intenciones en cualquier señal de acuerdo o conciliación.

A todo lo anterior vino a sumarse el pronunciamiento del papa Francisco en su visita a Cuba, que contó con la expectativa mundial, y en el que puntualizó: “Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”. Frase que a más de un inmenso espaldarazo a las conversaciones le indica a los protagonistas (que no son otros que todos los colombianos) que se debe perseverar hasta lo imposible en la propuesta de paz y, bajo ninguna circunstancia, desaprovechar esta que puede ser la última oportunidad para la presente generación de alcanzar tan elusivo anhelo.

No faltará algún comentario desorbitado de alguna fanática congresista, que solo se siente a gusto entre sus amigos nazis y cabezas rapadas, que tilde al papa de Castro- chavista e infiltrado en la iglesia de una conspiración para alterar el orden mundial y someter a Colombia a los dictados de Moscú, Beijing, Caracas y La Habana.

En tanto, la falta de noticias de confrontación y muerte, si bien no merecen titulares, producen una sensación de alivio y permiten augurar lo que habría de ocurrir de culminar con éxito las conversaciones con las Farc y la posibilidad de que se inicien otras con el ELN en el mismo sentido.

REDACCIÓN EDITORIAL

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