Editorial: Ante el calor

Es de esperar que los gobiernos municipales hayan sacado tiempo de sus ocupaciones electorales para afinar las fórmulas y dotar los organismos con los que se han de enfrentar los siguientes seis meses.

Los augurios de las entidades gubernamentales y los cálculos de los meteorólogos respecto de la severidad en los efectos del fenómeno de ‘El Niño’ están quedando cortos ante lo experimentado hasta ahora cuando se pronostica al menos medio año de estío adicional.

Lo que no se había advertido era la especial incidencia que el fenómeno habría de tener en la región, pues con muy pocos antecedentes, las extremas temperaturas han hecho estragos en las fuentes de agua, bosques y cultivos a más de que han marcado cotas elevadas en los registros de los organismos ambientales.

El Tolima, por ejemplo, ocupa el segundo lugar entre los departamentos en los que los incendios han afectado un mayor número de hectáreas; así como, en los registros del Ministerio de Ambiente, solo Cundinamarca superaba al Departamento en el número de incendios sin control al iniciar la semana.

De la misma manera, Ibagué continuaba liderando el escalafón de las ciudades capitales en las que más ha aumentado la temperatura, nada menos que con seis grados centígrados de agosto a agosto. En los instrumentos de medición se muestra también que Coyaima es el que ha registrado la temperatura más alta (43 grados C) en lo que va del año, seguido muy de cerca por Saldaña.

Por cierto, y aunque al principio se descartaba que la temperatura fuera a tener gran incidencia en la producción agropecuaria, ya comienzan a elevarse las voces de alarma: los silos y depósitos de forraje para el ganado están vacíos. Las siembras de arroz no solo se han postergado dos meses sino que el área sembrada se ha reducido a menos de la mitad, lo que ha llevado al Ministerio de Agricultura a anunciar programas especiales de fomento e importaciones del grano para suplir la demanda. En la caficultura las noticias son igualmente pesimistas, pues al incremento de precios de los insumos por la devaluación se ha sumado una enorme afectación de la cosecha de “traviesa” con graves consecuencias para una región que es la tercera en producción del grano.

Todo lo anterior ante una perspectiva de seis meses más de extremas temperaturas que, sin duda, han de repercutir en los ingresos de los productores, en la canasta familiar y en la situación económica general de la región.

Para aclarar un poco el sombrío panorama, cayó una bienhechora y prolongada lluvia que refrescó la zona de Ibagué y ojalá haya cubierto las regiones productivas y las afectadas por incendios.

Es de esperar que los gobiernos municipales hayan sacado tiempo de sus ocupaciones electorales para afinar las fórmulas y dotar los organismos con los que se han de enfrentar los siguientes seis meses.

REDACCIÓN EDITORIAL

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