Editorial: Ibagué para el ciudadano

También requiere del apoyo de todos, especialmente del sistema educativo y de los medios de comunicación, en reconocimiento de su función de educar y como parte de su responsabilidad social. Ya se está comenzando a actuar en esa dirección. Acompañemos todos el proceso.

Se siente la seguridad” afirmaba una profesora de un colegio local. Este comentario obedece a que el ciudadano ya comienza a notar un cambio en las prioridades que hoy rigen la ciudad.

Los esfuerzos se perciben en las nuevas rutas y en el pico y placa para los buses que, según los taxistas y los mismos usuarios del transporte público, son decisiones que han mejorado la movilidad, le están ahorrando tiempo a los ciudadanos y mejorando su calidad de vida; también en el refuerzo en la protección de las personas, especialmente en esta época de fiestas.

Entre otras medidas están el acompañamiento a los ciudadanos para que respeten los semáforos peatonales y el cambio de ruta de los desfiles de junio que ha dado buenos resultados hasta ahora, según los ciudadanos.

Así se ha descongestionado la movilidad por la Quinta y se ha facilitado una circulación tranquila a quienes no participan en los desfiles en un acto de reconocimiento de que la ciudad es para todos y que también hay que respetar el derecho a no participar.

Se nota el cambio, repetimos, a pesar de las críticas recibidas de algunos sectores, aún antes de ver resultados para aplicar correctivos. Son efectos de la resistencia al cambio que provienen de personas que prefieren defender decisiones tomadas para atender una ciudad pequeña. Hoy, Ibagué es una ciudad diferente, poblada por ciudadanos provenientes de muchas regiones del país, con más necesidades por atender que demandan cambios que se deben asumir si queremos crear una ciudad más amable para todos.

Las calles no solo son los espacios de circulación de los vehículos. Una ciudad que quiere concebirse para la gente reconoce que las calles articulan el entorno urbano. Es la calle el lugar de los encuentros sociales, culturales, económicos, educativos. Las calles constituyen los espacios donde la gente se encuentra. Y las ciudades no existirían sin los ciudadanos. Por eso, hacemos un llamado para que todos comencemos a concebir nuestra ciudad de esa manera.

Naturalmente, los cambios para lograr que Ibagué llegue a ser una ciudad para los ciudadanos es un trabajo a largo plazo que demanda recursos y dedicación.

También requiere del apoyo de todos, especialmente del sistema educativo y de los medios de comunicación, en reconocimiento de su función de educar y como parte de su responsabilidad social. Ya se está comenzando a actuar en esa dirección. Acompañemos todos el proceso.

REDACCIÓN EDITORIAL

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