Editorial: A la memoria de las víctimas y Armero

Aún como en aquella canción compuesta por el maestro Rodrigo Silva, en honor a Armero, hoy más de tres décadas, muchos siguen cuestionando y preguntando: “Señor en dónde estabas”.

Como si no hubiera bastado con los hechos que habían ocurrido tan solo 8 días antes en el Palacio de Justicia, hoy hace 31 años, el volcán Nevado del Ruiz arrasó con el municipio de Armero, y enlutó nuevamente a Colombia. Se cumple un año más de la tragedia que acabó con la vida de más de 28 mil personas, y desapareció por completo un pueblo próspero y de gente laboriosa.

Todavía siguen presentes en la retina de los colombianos, aquellas devastadoras imágenes de la niña Omaira Sánchez, símbolo de la tragedia, y que le dio una lección de valentía y esperanza al país. Los miles de muertos, los pocos sobrevivientes cubiertos de barro, y el pueblo convertido en un inmenso planchón de lodo, son parte de los recuerdos que cada 13 de noviembre llegan a nuestra memoria.

Hoy, tal y como ha pasado con el caso del Palacio de Justicia, las responsabilidades de quienes pudieron prevenir la tragedia, han sido evadidas, y los interrogantes e inquietudes, son bastantes en torno a lo ocurrido. Es válido recordar al alcalde de la época, Ramón Rodríguez, quien fue uno de los que tenía muy claro que algo devastador podía pasar en su pueblo, y que era necesario evacuarlo. A pesar de sus esfuerzos por prevenir a las autoridades departamentales y nacionales, no fue escuchado y sus alertas no fueron dimensionadas como debían, algunos se atrevieron a llamarlo alarmista y loco. Lo cierto es que él murió aquella noche, luego de salir con megáfono en mano a advertirle a sus paisanos lo que estaba ocurriendo.

Los centenares de niños que sobrevivieron, y que se ha dicho fueron entregados en adopción ante la ausencia de sus padres, es otro de los cuestionamientos hechos a lo largo del tiempo. Fueron muchas las mamás que, aunque malheridas, fueron llevadas a hospitales de municipios aledaños y lograron sobrevivir, para regresar al cabo de unos días a un devastado Armero, en búsqueda de sus hijos. No los encontraron.

Luego de 31 años, la esperanza por encontrar a sus familiares vivos, sigue latente en muchos de los sobrevivientes. Para ello, ha sido importante el trabajo de la fundación Armando Armero, dirigida por Francisco González, quien se ha dedicado a reconstruir la memoria de este municipio y de ayudar a que los armeritas vivos, ubiquen sus familiares a través de videos, fotos, y pruebas de ADN, en complicidad con un laboratorio médico.

Aún como en aquella canción compuesta por el maestro Rodrigo Silva, en honor a Armero, hoy más de tres décadas, muchos siguen cuestionando y preguntando: “Señor en dónde estabas”.

REDACCIÓN EDITORIAL

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