Uno de los mayores críticos a la firma de los tratados de libre comercio (TLC) entre Colombia y otros países, ha sido el senador Jorge Robledo. Su férrea oposición a los gobiernos de Uribe y Santos, se ha dado entre otras cosas, porque a su juicio los mismos han querido “recolonizar” a Colombia a través de acuerdos comerciales que hasta el momento muy poco han beneficiado a nuestros productores y empresarios.
Lo cierto es que algo de razón tiene Robledo, especialmente en lo concerniente al TLC firmado con Estados Unidos, en donde los resultados hasta el momento no han sido los esperados, y al menos los tolimenses poco o nada han crecido en términos de productividad o dinamismo económico. No hace mucho referenciábamos el rezago que ha tenido el departamento a nivel de exportaciones, aquello en gran medida porque no ha habido estrategias claras para exportar lo que se produce, pero también porque los acuerdos firmados han abierto la puerta a productos extranjeros a más bajo costo.
Eso sumado a la falta de pedagogía o acompañamiento por parte del Gobierno nacional en lo concerniente al tema del TLC, y a la forma como empresarios y productores pueden tener un mejor aprovechamiento del mismo.
En eso concuerdan empresarios y dirigentes gremiales, entre ellos el gerente de Fedearroz, Rafael Hernández, quien ha manifestado lo inoportuno que ha sido el TLC con Estados Unidos para su gremio. La preocupación viene porque además de la reducción en un 13% de los precios de carga que existe hoy debido a factores ajenos al TLC, a partir del 2018 iniciará el desmonte de los aranceles que existen actualmente y que están en un 80%, lo cual facilitará mucho más el ingreso de arroz producido en Estados Unidos, eso sin contar una eventual caída del precio del dólar y que los perjudicaría mayoritariamente.
Renegociar el tratado como lo ha propuesto Fedearroz, así como otros representantes de los sectores productivos como los cultivadores de maíz y los productores de lácteos, probablemente hoy sea muy difícil. Aun así, es necesario reiterar que en efecto las expectativas del TLC con USA, fueron mayores a lo que hoy se ve reflejado no solo en el sector arrocero, sino en las demás actividades productivas, como la ganadería y el cultivo de maíz, aun teniendo en cuenta la presencia de productos no tradicionales que salieron al mercado internacional por primera vez, pero que en términos de cifras lejos de ser una ganancia, y no pueden ser mostrados como la panacea por el Gobierno nacional, pues aquellos no representan más que un 0,6% del valor total de las ventas a Estados Unidos.
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