Una consulta de egos

Lo curioso es que ahora aquellas sí le parezcan malas, pero antes cuando ha sido candidato al Congreso gracias a ellas, no lo ha considerado así. De haber entrado en competencia, no serían dos egos sino tres.

El partidor presidencial para el 2018 cuenta con una buena cantidad de precandidatos. Nunca en la historia más de 20 personas habían anunciado la intención de ser presidentes y, aunque aquello refleja el liderazgo de los distintos grupos sociales del país, también deja ver la diversidad y las luchas internas que viven actualmente los partidos políticos en Colombia, pues la mayoría de dichos aspirantes han ido por firmas.

La consulta del partido Liberal de hoy, ante los ojos de la democracia se convierte en un mecanismo válido para elegir el candidato presidencial de esas toldas. No obstante, y a diferencia de otras oportunidades en donde los opcionados en las listas internas han sido muchos más, la jornada deja ver el gran ego de dos candidatos que no fueron capaces de llegar a un acuerdo, para así evitarle al país un desgaste innecesario y unos 45 mil millones de pesos que cuesta el proceso logístico.

Paradójicamente frente al gasto excesivo que cuesta dicho proceso pocos han salido a revirar, pero sí lo hicieron con los costos de la venida del Papa, que a todas luces fueron mucho menores y parecieron estar mejor invertidos.

Por un lado, el exministro Juan Fernando Cristo y quien defendió a capa y espada la consulta, y por el otro Humberto de la Calle, quien al principio se inclinaba por la recolección de firmas, se convierten en las dos únicas opciones que tienen los liberales para elegir candidato propio, que no garantiza para nada victoria en la contienda final.

La jornada electoral de hoy además de estar marcada por la rivalidad desbordada entre ambos y que en nada contribuye al deterioro sufrido por dicho partido en las últimas décadas, desde ya evidencia lo duro que va a ser para el país, el resto de año en términos políticos. Cristo y De la Calle, aunque provienen del mismo partido y de haber trabajado para el mismo gobierno, hoy parecieran estar alejados en pensamiento y visión del país, compartiendo aparentemente como único principio su apoyo irrestricto al proceso de paz con las Farc, pues ambos participaron como actores principales en la construcción de los acuerdos.

Hoy, aunque probablemente el jefe negociador de la Habana, aún con todo el lodo que le han lanzado por supuestamente ser el candidato de las Farc, sea quien tenga mayor opción de llegar como candidato debido a su papel en favor del fin del conflicto; ni siquiera eso les asegura a los liberales que uno de sus candidatos tenga la banda presidencial de un tiro y nada está escrito.

Reconocerles a los senadores Luis Fernando Velasco y Edinson Delgado, quienes sí entendieron la necesidad de un consenso, y terminaron adhiriendo a las campañas de Cristo y De la Calle respectivamente, a diferencia del también senador Juan Manuel Galán, quien se apartó de la consulta, dejando ver serios cuestionamientos no solo por su costo, sino porque para él, aquella responde al llamado de las maquinarias partidistas y las burocracias gubernamentales. Lo curioso es que ahora aquellas sí le parezcan malas, pero antes cuando ha sido candidato al Congreso gracias a ellas, no lo ha considerado así. De haber entrado en competencia, no serían dos egos sino tres.

REDACCIÓN EDITORIAL

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