La minería de oro en Ataco, ¿una maldición?

No se trata de estigmatizar la minería del oro. Pero sabemos que en nuestro país las autoridades son débiles frente al poder del dinero, el soborno y las influencias que se desencadenan con esta clase de proyectos.

La fotografía no podía ser más elocuente: en la parte superior, el anuncio del proyecto de la explotación minera, con su respectivo número de licencia; a continuación, la prohibición de realizar labores de barequeo en los alrededores y, por último, pero no por eso menos destacado, la silueta de un hombre armado con la respectiva advertencia: “Propiedad privada. Personal armado”. Este fue el anuncio oficial a los tolimenses de que el 12 de diciembre de 2019, después de un trámite de poco menos de ocho meses, se reactiva la minería de oro en el río Saldaña.

La determinación ha conmocionado al Departamento. Cortolima otorgó licencia ambiental para un proyecto de minería a cielo abierto entre los municipios de Chaparral y Ataco a la empresa Sociedad Agregados Ingecol y Construcciones S.A.S., para la explotación de oro en “inmediaciones del río Saldaña”. La licencia precisa que el proyecto cuenta con viabilidad técnica, ambiental y jurídica, y que no necesita permisos de ocupación de cauce, ni emisiones atmosféricas.

Se desconocen los motivos que tuvo en cuenta Cortolima para autorizar la explotación, pues el mismo gobernador de la época, Óscar Barreto, reconoció que esta licencia se aprobó, al parecer a sus espaldas, en completo sigilo. Además, en 2018, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) había negado un permiso a la empresa Mineros de Ataco S.A.S y para ello tuvo en cuenta las objeciones de Cortolima; no obstante, el proyecto aprobado el pasado diciembre se encuentra a un kilómetro del que le fue negado en 2018. Se le añade un ingrediente político, pues la representante legal de la empresa beneficiaria de la licencia es la hija de la excandidata por el partido Liberal a la alcaldía de Ataco, movimiento al que pertenece el entonces director de Cortolima. Por último, y a pesar de que el exdirector se defendió y señaló que la población del área de influencia sí fue informada, los voceros de las comunidades de la zona y el alcalde de Ataco manifestaron que no contaron con  ellos.

Seguramente a la memoria de muchos tolimenses acudieron los recuerdos de la lucha de agricultores, ambientalistas, comunidades indígenas y líderes sociales del sur del Tolima, a mediados de la década de 1990, que se opusieron por cerca de tres años con vehemencia al interés de Mineros S.A., por extraer el oro del Saldaña, y cuya licencia fue negada en 1998 por el Ministerio de Ambiente. El rechazo, en ese entonces, tuvo como fundamento la importancia del río Saldaña para la agricultura, si se tiene en cuenta que es el abastecedor principal del incierto proyecto Triángulo del Tolima, que durante mucho tiempo se consideró la salvación para los cultivadores del sur del Departamento. No se trata de estigmatizar la minería del oro. Pero sabemos que en nuestro país las autoridades son débiles frente al poder del dinero, el soborno y las influencias que se desencadenan con esta clase de proyectos, lo cual hace casi imposible que se respete la normatividad, por rigurosa que parezca.

EL NUEVO DÍA

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