La carta de Raymond Bodenmann a 'Manolo' Barrios

Suministrada / EL NUEVO DÍA
Crédito: Suministrada / EL NUEVO DÍARaymond Bodenmann, 'Manolo' Barrios y José Machado.
Durante las honras fúnebres de Manuel Arturo Barrios Prieto, el montañista que dejó en lo más alto del planeta la bandera Nacional, también hubo momento para las palabras de sus amigos, uno de ellos fue José Machado, quien además leyó la carta de Raymond Bodenmann a su amigo 'Manolo'.
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Raymond Bodenmann es un suizo que se convirtió en una especie de mecenas para 'Manolo' Barrios, pues lo acompañó en algunas de las expediciones y también le patrocinó otras salidas por el mundo para que cumpliera las siete cumbres. Su carta, enviada desde Suiza dice:

“Manolo, además de gran socorrista, fue pionero en Colombia en escalar algunas de las montañas más altas del mundo en el Himalaya, en cada uno de los continentes y en los dos polos. Sus logros hablan muy bien del gran escalador que fue, sin que por ello cambiará su forma de ser: humilde, solidario, prudente, muy fuerte y con una tremenda determinación.

“Pero el aprecio que yo tengo por 'Manolo' viene, sobre todo, de sus cualidades humanas. El 14 de noviembre de 1992 estuvimos Mariela y yo en su matrimonio con Evoly. Fuimos a su apartamento a compartir y, más tarde, nos despedimos para ir a descansar... pues 'Manolo' no nos dejó ir. ¡Nos mandó a dormir a su cuarto, en la cama matrimonial! Descomplicado 'Manolo'... y generoso.

“En 1995 fuimos al Denali, en Alaska. Arriba del campamento Tres nos sorprendió una tempestad muy fuerte y fría, que nos obligó a buscar refugio al pie de una gran roca; mis gafas se congelaron y perdí uno de los mitones. Tranquilamente, 'Manolo' me quitó las gafas, las limpio, buscó un nuevo guante en su morral, me lo puso y, sin más palabras, acordamos regresar al campamento 3, donde armamos la carpa y 'Manolo' se puso a cocinar; luego nos metimos en los sacos de dormir, sin un comentario sobre lo ocurrido.

“A la mañana siguiente partimos al campamento 4, donde descansamos 24 horas. No obstante, durante cuatro días el viento, que soplaba furibundo no dejó pasar a ninguna cordada por el Denali Pass, de manera que decidimos regresar a Takeeltna, hasta la pista de aterrizaje de las pequeñas avionetas que recogen a los escaladores. Los últimos dos días bajamos con viento helado y una nevada continua que dificultó nuestro avance. Para nuestra sorpresa, cuando llegamos aterrizó también la avioneta. Minutos después, volando en medio esas imponentes montañas de más de 6.000 metros sacudidas por el viento, le murmuré: 'nos salvamos, Manolo'; él solo sonrío.

“Me va a hacer falta Manolo, mi amigo, mi hermanito menor, travieso, a quién siempre seguí en sus expediciones desde mis lugares de trabajo, colaborando como podía para hacer realidad su sueño de recorrer el mundo. Y lo hizo.

“Ya me estás haciendo falta, Manolo; fuiste un hombre bueno y un socorrista de primera; somos muchos los que sentiremos tu partida, pero tengo los recuerdos y los amigos para volver a contar tantas historias, muchas veces repetidas.

“Espero que estés bien donde estés, algún día hemos de reencontrarnos. Te queremos mucho, 'Manolo'”.

 

Un libro a su memoria

José Fernando Machado Sierra es el autor del libro 'Manolo Adentro', quien tardó al menos dos años y medio en recopilar, por medio de entrevistas a escaladores, así como a su familia y amigos, la historia del colombiano que alcanzó las Siete Cumbres del planeta.

En sus palabras, el editor indicó: “Todo gran hombre tiene, al menos, un libro dedicado a él, y a mí me correspondió escribir el de 'Manolo', con nuestro amigo Raymond Bodenmann, que se publicó en 2020, recién confinados por la pandemia.

“Manolo adentro, dice en su portada: 'Como socorrista, recorrió a pie la cordillera durante 40 años. Como montañista, encontró a 8.000 metros el espacio que necesitaba su espíritu libre.

Y tras decir otras palabras en honor a este tolimense y primer colombiano en subir el Everest culminó: “Manolo adentro. También, dentro de cada uno de nosotros.

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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