La miel de abejas

Las flores producen un líquido dulce que se llama néctar, y este, junto con las secreciones de algunas plantas, son recogidos por las abejas melíferas, las cuales, a su vez, transforman y mezclan estas sustancias con sus propias secreciones salivales y las depositan en las celdas de los panales de cera que ellas mismas han construido.

Las celdas y los panales son construidas por las abejas obreras (hembras infértiles) que tienen glándulas productoras de cera, y en ellos se deposita la miel y el polen. Estas celdas también se usan para la cría de obreras y zánganos (machos).

Las características de sabor, color y textura de la miel están determinadas por las condiciones del néctar que toman las abejas, y este, a su vez, depende del clima, las temperaturas, los tipos de regiones y las diferencias de la tierra. Por lo anterior, no es fácil encontrar una miel igual a otra, pues dependen de la concentración y variedad de flores. Su solidificación, que es natural en la miel pura, se produce más o menos rápido, dependiendo de la vegetación predominante en la región productora.

La humanidad conoce la miel desde el siglo VII aC. Los egipcios alimentaban a los niños con este producto y lo usaban también como conservante de carne, según se desprende del análisis de pinturas en las rocas de la época.Esas facultades han sido precisadas en diferentes episodios históricos, como se desprende de las recomendaciones de Hipócrates (460 aC), padre de la medicina, quien además de recomendar la miel para distintos tratamientos en el cuerpo, aconsejó su consumo para obtener longevidad. Él mismo, se dice, vivió más de cien años. También dicen los escritos que otra prueba histórica de las calidades de conservación de la miel se refieren a la muerte de Alejandro Magno (356-323 aC) ya que su cuerpo fue transportado de Babilonia a Macedonia cubierto de miel, conservándose perfectamente. 

La miel también puede conservarse a sí mismo, y para ello existen referencias de hallazgos históricos desde la antigüedad, que dan cuenta de la aparición de miel intacta. Una de ellas se refiere a que, en 1922, cuando encontraron la tumba del faraón Tutankamon, fallecido en el año 1323 aC, encontraron recipientes con miel en buen estado, después de más de tres mil años de permanencia. En los tiempos nuestros, siempre se ha hablado muy positivamente de la miel de abejas como edulcorante preferible al azúcar, hecho suficientemente referido desde antes del siglo XVI cuando se este se conoció. Igualmente se conocen muchas versiones sobre la capacidad alimenticia de la mimel y su contribución con aporte de minerales y vitaminas. 

Los mayas por su parte, en este continente, dejaron mucha evidencia del uso de la miel, el cuidado de panales, la extracción y aprovechamiento en bebidas, ceremonias religiosas, y aún como medio de pago para la adquisición de semillas y piedras preciosas. Hoy, la miel está profundamente estudiada y ya existen clasificaciones muy establecidas, teniendo en cuenta las muchas ramificaciones organolépticas que expertos y verdaderos catadores han precisado. 

Al mismo tiempo, este producto apícola se ha consolidado en muchas facetas del mundo gastronómico. En efecto, además de sus condiciones como edulcorante, que lleva a la miel a ser ingrediente en repostería y pastelería, ya es un elemento común en la preparación de salsas y vinagretas. Igualmente se ha incorporado en recetas de cárnicos que se cocinan al horno, no solamente para impregnar sus sabores, sino también para lograr intensidad en el dorado que se espera en ciertas preparaciones horneadas. La miel adicionalmente se usa para potenciar sabores, lo mismo que para equilibrar niveles de acidez en salsas a base de tomate. 

Las clasificaciones del producto establecidas hoy han permitido en Europa la creación de recetas con sabores especiales como sucede, a manera de ejemplo, con mieles como la de eucalipto y castaño. El desayuno es una de las tres comidas que mayormente incluye el uso de la miel, cuando se incorpora al consumo de cereales, sus derivados y otros frutos secos, o cuando, en rebanadas de pan, aparece como un sustituto de jaleas y mermeladas.

Lomo de cerdo a la miel: Para 8 porciones, compre un lomo entero de 4 libras yfrótelo con aceite de olivas, sal y pimienta. Precaliente el horno a 180o C (350oF). Mientras tanto, en unasartén, ponga a calentar 1 cucharada de aceite y 1 de mantequilla y dore el lomo por todos los lados. 

En un recipiente aparte haga una mezcla de ½ taza de miel de abejas, ¼ de taza de jugo de limón, 1 cucharadita de romero, otra de tomillo, 5 dientes de ajo, todo finamente picado. Con una brocha de cocina, unte la carne con la mezcla anterior y llévela al horno por 20 minutos cubierta con papel de aluminio. Retire el papel, vuelva a barnizar el lomo con la misma mezcla, prenda la resistencia de arriba del horno y deje la pieza dorando. 

No sobrecocine el trozo de cerdo;  para ello, vigile que la temperatura interior no pase de 62-64oC. Acompañe con papas doradas:Cocine unas papas sabaneras con piel. Cuando estén frías, córtelas en tajadas y llévelas a dorar en una sartén con aceite de olivas, páprika, miga de pan y perejil liso finamente picado. Unas costillas de cerdo se pueden cocinar de manera similar.

Credito
YEZID CASTAÑO GONZÁLEZ

Comentarios