El adviento y su dulce cocina

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
El Adviento, o la venida del redentor, es un período de preparación espiritual durante el cual los cristianos se disponen a celebrar el nacimiento de Cristo. Está integrado por los cuatro domingos previos a la Navidad. Esta celebración es practicada por la Iglesia Católica, la ortodoxa, los protestantes y los anglicanos, principalmente.

El número de días del Adviento no es fijo; varía justamente por tener los cuatro domingos anteriores al 24 de diciembre como componente fundamental, lo que hace que su duración fluctúe entre 22 y 28 días, siendo entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre el primer domingo de celebración.

Las familias que celebran este período llevan a sus hogares el símbolo tradicional de la época, que consiste en una corona de ramas de abeto o de pino trenzadas en círculo, con cuatro velas en la periferia, representativas de cada uno de los domingos y, también, de algún propósito para mejorar el comportamiento personal durante cada semana. En cada domingo se realiza una reunión familiar, se enciende una de las velas, se procede a meditar sobre alguna lectura de la Biblia, especialmente tomada del Libro de Isaías o pasajes sobre la llegada del Mesías, y después se comparte alguna comida.

Esta costumbre se repite en cada una de las cuatro semanas hasta que el día de la Navidad se prenden todas las velas. Esta corona también se hace y se mantiene en los templos para que los fieles creyentes puedan acceder fácilmente a la oración. En la iglesia ortodoxa se practica una abstinencia y un ayuno estrictos con respecto a algunos alimentos.

El Adviento tuvo sus orígenes en la región de las Galias y en Hispania. La primera era una zona comprendida por los territorios que hoy ocupan Francia y Bélgica, parte de Suiza, del norte de Italia y regiones de Alemania y Países bajos, así denominados por los romanos. La segunda corresponde a la Península Ibérica. En las dos regiones se iniciaron las celebraciones en el siglo IV dC y se consolidaron en el siglo V con una duración de tres semanas antes de la Navidad, acompañadas de ayunos, instauradas por el Papa Siricio (334-399).

Fue el Pontífice Gregorio Magno (540-604) quien definió esta liturgia con duración de cuatro semanas: “A partir del primer domingo de Adviento, casi todas las ciudades alemanas inauguran sus mercadillos de Navidad. En pleno casco antiguo, se reparten decenas de pequeños quioscos de madera dedicados a la venta de productos artesanales, decoraciones de Navidad, juguetes, vinos calientes, galletas y especialidades locales. Música y coros de niños contribuyen con sus cantos a crear este ambiente de fiesta. Este año, el Adviento comienza el domingo 1 de diciembre, y entonces comienzan todas las tradicionales celebraciones de finales de año. Y entre las costumbres más conocidas, está la de la riquísima gastronomía de Adviento en Alemania con recetas exquisitas que hoy se llevan el centro de nuestra atención…”. (directo al paladar.com).

Se acostumbra a consumir gran variedad de galletas con recetas elaboradas para el Adviento, pan de jengibre y otras especias endulzado con melaza y almendras caramelizadas. En general las prácticas cristianas del Adviento están acompañadas de una gastronomía intensa en preparaciones dulces muy propias de las disciplinas de la pastelería y la repostería. Quizás se trata de estar en alegría por los días de Navidad que se avecinan. Pero también hay tradiciones culinarias originadas en la época de los inicios de la celebración del Adviento.

En efecto, en el siglo IV designaron al obispo católico de Tours, Francia, quien hoy es San Martín (316-397) y, en la época, un reconocido protector de los más necesitados. El Obispo, no queriendo asumir tan alto encargo eclesiástico, decidió esconderse en un paraje que no permitiera la notificación de su investidura, con tan mala suerte que un grupo de gansos lo vio y armaron tremenda gritería; así se esclareció el lugar y las intenciones del futuro obispo y santo.

Los seguidores de Martín, pensando que los gansos lo que en realidad habían hecho, era un acto de traición y una delación, desde entonces, y con el fin de compensar los duros momentos del ayuno que vendrían por la celebración de Adviento, decidieron crear la costumbre, en cada aniversario, de que la gente se vista de gala y “coma opíparamente gansos jóvenes asados”. Hoy, 10 millones de gansos acaban su existencia en los asadores encendidos el 11 de noviembre de cada año.

 

Los gansos de San Martín. En un artículo intitulado “Los Gansos de San Martín”, publicado en la página de internet www.dw.com.es, se indica una de los pocas recetas de cocina de sal que se pueden relacionar con el Adviento:

Imagen eliminada.

“… En cuanto a la preparación del ganso hay reglas claras: hay que salarlo y especiarlo con pimienta por dentro y por fuera, además impregnar su piel con mucha grasa. Y da lo mismo con que lo acompañen al servirlo; en cualquier caso necesitarán un ejemplar de unos cuatro kilos que deberá permanecer en el horno tres horas. Sin relleno, media hora menos. Hay diferentes formas de prepararlo. Existe la receta tradicional con lombarda y albóndigas, relleno con manzanas y cebolla, con castañas o a la berlinesa con berza. La receta de cocina más deliciosa.

Un ganso de unos cuatro kilos de peso es la estrella de nuestro asado. Se colocará en una bandeja previamente engrasada y que tendrá un poquito de agua y se dejará asar durante aproximadamente dos horas y media. El truco para obtener una carne de ganso jugosa es no colocar el ganso en la bandeja sobre su espalda sino de lado.

Después de que haya transcurrido una hora, se le da la vuelta. Y por último se le vuelve a dar la vuelta, esta vez, sobre su espalda, y se lo deja asando durante otros 30 ó 40 minutos, para que así la pechuga se ponga crujiente. Además, se rocía con un poco de agua salada. Y por supuesto, de vez en cuando, se le pinta con su propia salsa”.

toronjilcanela@yahoo.com

Credito
Yezid Castaño González

Comentarios