Calucaima, un barrio de gente trabajadora

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Solidaridad y trabajo en equipo son las características predominantes entre los habitantes de Calucaima, sector que se ubica en un extremo de la comuna Siete de Ibagué.

Separado por sólo 35 minutos del Centro de Ibagué está Calucaima, barrio que, según el Plan de Ordenamiento Territorial, aún hace parte de la zona rural de la ciudad. Por esta razón, quien transite por sus calles se sentirá como en un paraíso verde.

Si bien es cierto que Calucaima apenas tiene nueve años de fundación, su proceso de expansión no ha sido fácil. La comunidad afrontó dificultades por el poco apoyo de los entes gubernamentales. Pero la pujanza y el deseo de convertir la zona en el mejor destino residencial, despertaron el interés entre los habitantes para lograr dicho propósito.


Los primeros años

La historia de este barrio inició en 2003, cuando la Dirección de Impuestos y Adunas Nacionales, Dian, remató un predio de propiedad de Darío Espinosa. Una vez terminado este proceso, la asociación de vivienda Colucaima compró el terreno para dividirlo en 114 lotes que, según los residentes, se entregaron con muchas facilidades de pago: una cuota inicial de sólo 100 mil pesos.

“El lote lo entregaron con lo que la gente podía abonar a la asociación, que nos motivó bastante para que construyéramos nuestras viviendas. Así, inició este barrio. La gente mensualmente pagaba cuotas de 50 o 100 mil pesos; incluso en este momento muchos de nosotros lo han terminado de pagar.

“Nosotros éramos conscientes de que no iba ser sencillo sacar adelante este barrio, porque el lote no tenía agua, luz o cualquier otro servicio. Para recoger agua potable nos tocaba ir hasta El Salado. Esto era un monte lleno de maleza”, comentó  Noemí González, fundadora del barrio.

El nombre del barrio, según comentaron sus moradores, obedece a que la hacienda que fue rematada por la Dian llevaba por nombre Calucaima.


Lo feo

La carencia de agua y de redes de acueducto y alcantarillado tienen en ‘jaque’ a esta población. Las aguas servidas son arrojadas hacia los costados de las viviendas, porque los pozos sépticos se encuentran colmatados.

En cuanto al abastecimiento de agua, los ciudadanos se surten del líquido que sobra de unas arroceras.

“Detrás de las viviendas pasa un caño, y es ahí donde se botan las aguas sucias; lo que nos preocupa de ello es que el río Alvarado se está contaminado, pues todos los desechos van a parar allí. En lo que respecta al agua potable, nos toca tomar el líquido contaminado que baja de las arroceras, ubicadas en la parte alta del barrio, aunque la Alcaldía instaló unas llaves, para que recogiéramos agua, pero esta baja sólo en la noche”, mencionó Henry Joaquín Moreno, presidente de la Junta de Acción Comunal.

El mal estado de la malla vial es otra de las necesidades de este sector. Los moradores del barrio manifestaron que en época de verano “no se aguantan la polvareda”, y en la temporada invernal “las calles parecen un pantano”.


En el 2011

En las 90 casas que conforman Calucaima viven, en la actualidad, 410 personas, que están clasificadas como estrato uno. Dentro de los aspectos destacados por los residentes de la zona están la tranquilidad, la seguridad y el espíritu de solidaridad que existe entre los vecinos.

“Vivir aquí es muy agradable: a las 6:00 de la tarde todo queda tranquilo, como si viviéramos en el campo. Todos los vecinos somos muy unidos, por eso en tan poco tiempo hemos logrado sacar adelante el sector. En algunas ocasiones hacemos rifas y bazares para recaudar fondos, pero es un poco difícil, en el sentido de que somos muy necesitados”, agregó el Presidente.

Entre tanto, Fanny Sosa comentó que lo más agradable de su barrio es la frescura que se siente, esto debido a la abundante vegetación que los rodea. “Aquí se respira aire tranquilo, no se ve drogadictos y los episodios de inseguridad son casi nulos”, apuntó.

Junta de Acción Comunal

Presidente: Henry Joaquín Moreno
Secretaria: Fanny Sosa
Comuna: siete
Estrato: uno
Barrios circunvecinos: Palma del Río y Fuente Santa. 

Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q.

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