El Papayo, un lugar confortable de gente amable

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El Papayo, ubicado en la comuna Nueve, se caracteriza por ser un lugar seguro. Sus habitantes gozan de extensas zonas verdes donde descansar.

La conocida zona industrial El Papayo ha sido testigo de cómo la ciudad se ha expandido comercialmente, y aunque no hay registro de cuándo se constituyó como barrio, la presidente de Junta de Acción Comunal, Martha Mendoza, asegura que la zona tiene más de 50 años, pues ella vive ahí hace más de cinco décadas.

Sobre El Papayo se puede decir que muchos los ven y atraviesan a diario, pero pocos conocen la zona netamente residencial: esto se debe a que esa parte del barrio se limita una sola calle y dos o tres vías que se comunican de forma irregular.

La Secretaría de Tránsito, Enertolima, el Hotel Estelar, un par de concesionarias, la Fiscalía y Medicina Legal, así como varios establecimientos comerciales, tienen su sede en el conocido y extenso sector. Son pocas las familias que habitan El Papayo, y a pesar de que todavía no hay censo del número de habitantes, su presidenta dice que no superan las 30 familias. Los Mendoza, los Devia, los Cagua y los Casas son algunas de las primeras familias que llegaron al lugar.

“Mi padre fue fundador y presidente de este barrio en sus inicios, él duró 20 años como presidente, él fue quien convirtió lo que era un caserio en un barrio como tal”, explica Mendoza, quien asumió su rol como líder, una característica que heredó de su padre.

De forma unánime sus habitantes dicen que el sector se destaca por la seguridad, esto se debe a la cercanía que tiene con la sede de la Fiscalía. Para ellos, una zona tranquila como la que habitan es un privilegio. Algunos también dicen que a pesar del fuerte ruido de la avenida, hay extensas zonas verdes donde se goza de la tranquilidad.

Sobre su principal vecino, las instalaciones de Medicina Legal, Mendoza indica que “al principio, durante su construcción hubo temor, porque eran épocas donde había terrorismo y nos preocupaba la idea que nos viéramos amenazados, al final nunca pasó nada, estábamos equivocados. El barrio siempre ha sido muy sano y se ha conservado así”.

La Presidenta de la JAC dice que si tuviera que describir las personas que habitan El Papayo, solo podría señalar un adjetivo: solidarios, y es que su poca población resulta ser una ventaja, pues los habitantes han tejido lazos muy fuertes entre ellos; como es normal, cada tanto se presentan diferencias, problemas menores que se dirimen en poco tiempo.

Agenda del barrio

La líder de El Papayo se ha propuesto recuperar y pavimentar algunas calles del barrio, que está creciendo hacia la zona verde que aún no está poblada. Sin embargo buena parte de la malla vial está en buenas condiciones.

El barrio no tiene un salón comunal o un parque donde los niños puedan desarrollar actividades lúdicas, recreativas y deportivas. De hecho, solo hay un viejo juego mecánico en mal estado. Para esto, la JAC adelantará las gestiones correspondientes orientadas a su consecución.

“No hay canchas de fútbol, los niños no tienen dónde jugar y lo poco que hay está deteriorado, no hay un lugar cerca en el que puedan recrearse”, añade.

Se planea desarrollar actividades que integren a la comunidad para celebrar o conmemorar fechas especiales, todo con un único propósito: fortalecer la relación de la población.

Mendoza pretende que se construya un muro o separador que impida que las personas, en especial los más jóvenes, puedan caer a lq canal, dado que se han registrado tristes episodios de niños que han caído al agua.

“Hace dos semanas cayó un niño mientras jugaba, falleció y ha sido el único, pero queremos evitar que ocurra de nuevo”, precisa.

Los habitantes opinan

Martha Casas, quien habita este pequeño barrio desde hace varios años, opina que la comunidad es muy familiar además de que “es calmada, y la gente es acomedida y querida. El barrio está custodiado por la Fiscalía, por eso la zona es muy segura, nosotros no sufrimos por atracos”.

Por su parte, Elías Vargas, de los habitantes más longevos, dice que “el barrio no tiene problemas de inseguridad. La calle principal le dicen ‘la calle del dolor’ por los fallecidos que llegan a Medicina Legal, pero este barrio es muy vivo”.

Otra habitante, sostuvo, al igual que la mayoría, que el común denominador de El Papayo es la tranquilidad y seguridad que allí se puede experimentar. “Aquí todos somos muy amables”, puntualiza.

La canal

La subestación de energía está ubicada en el barrio, se trata de la acequia que atraviesa buena parte de la ciudad y que tiene como fin la generación de energía eléctrica.

Sobre dicho afluente se ha creado un estigma que a su vez a caído sobre la población. La canal transporta agua limpia; sin embargo, a su paso las personas arrojan toda clase de basura que la contamina. Uno de los operarios de la planta explica que a la subestación han llegado cuerpos de animales, colchones, mesas, maletines, canastas y una larguísima lista de objetos inusuales que deberían parar en la basura y no en sus aguas.

El trabajador no ha pesado ni cuantificado la cantidad de material inservible que puede extraer de la canal a diario, pero asegura que se trata de cantidades enormes.

Credito
EL NUEVO DÍA

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