En un recorrido por las instalaciones se evidencia el mal estado de la pintura en los muros y en las maneras de la estructura. Los sumideros están llenos de basura y los espejos de agua son caldo de cultivo para la proliferación de zancudos.

Aunque la Administración destina anualmente recursos para cubrir los defectos en cuanto a pintura, desde 2015 no se realiza un mantenimiento integral al edificio.

Por el momento se conoció que la Secretaría de Cultura adelanta la contratación de un proceso para recoger las humedades, hacer el cambio del cielo raso de la sobrecubierta y la restauración de los elementos de madera, inversión que alcanza los 100 millones de pesos.

De acuerdo con Cultura en el actual periodo de lluvias se pueden agravar las condiciones de la estructura, pudiendo generar “un colapso parcial” de la edificación con “daños colaterales incuantificables”, debido al número de usuarios que transitan por las instalaciones del Bien de Interés Cultural, BIC.

El plazo de ejecución del contrato es de dos meses. Aunque vale resaltar que aunque el contrato debía ser adjudicado a finales de abril, la Alcaldía no ha hecho pública la resolución de adjudicación al único oferente presentado a la licitación.