“Ni princesas ni castillos”

Columnista Invitado

Los cuentos infantiles forman parte indispensable del desarrollo de la creatividad, la imaginación, el lenguaje, entre otros elementos que empiezan a influir en la interacción de los niños y niñas con el medio que los rodea. Pero estas narraciones no son tan sencillas y bellas como normalmente se piensa.

Existe un componente metalingüístico, que traen inmersas las historias que compartimos con los niños y niñas, estas van a generar no sólo un proceso de formación lúdico del lenguaje a nivel pragmático, también construirán imaginarios colectivos, los que se expresarán, primero en el campo de lo simbólico, emocional y cultural, que luego, por antonomasia van a condicionar el modo en que los niños y niñas le otorgan significado al mundo.

Teniendo en cuenta las funciones metalingüísticas que se encuentran contenidas en los cuentos infantiles, y haciendo una crítica de los “clásicos” que por tradición los adultos le narran a los niños (Blancanieves, Cenicienta, Rapunzel, entre otros), la colección Antiprincesas de la editorial Chimbote de México, y Sudestada de Argentina, lanzaron al mercado historias de heroínas Latinoamericanas, con el objetivo de generar imaginarios infantiles no de princesas que eran rescatadas por un príncipe, y vivían en un hermoso castillo siendo felices por siempre, sino de guerreras, de mujeres que son personajes reales y no de ficción, que tuvieron una vida personal compleja en medio de circunstancias históricas difíciles, y aún así lideraron procesos de cambio, entre ellas se encuentra Frida Khalo, Violeta Parra y Juana Azurduy, a esta iniciativa se le sumaron los Antihéroes, en donde se reúnen el Che Guevara y Julio Cortázar.

De esta forma, pretenden cuestionar las relaciones de género que traen implícitas los cuentos infantiles, además de buscar conectar a los niños con su presente histórico, que se piensen desde su contexto diverso y multicultural, y no desde un castillo lejano. Así ésta literatura intenta generar imaginarios colectivos que influyan a los niños a la crítica de la realidad y a su vez a la transformación de la misma.

Siguiendo el propósito de este nuevo estilo de literatura infantil, me pregunté: ¿Qué personajes con sus historias de nuestro Municipio o nuestro Departamento, debemos rescatar para las nuevas generaciones? En mi búsqueda encontré un increíble y hermoso material, descubrí la historia de la Cacica Dulima, y la Cacica Gaitania, junto con Manuel Quintín Lame, Juan Tama, e incluso un excelente escritor poco conocido Álvaro Mutis.

Esta literatura infantil nos invita, primero a generar nuevas identidades desde los cuentos, que rompan con los estereotipos sociales que reproducen los típicos cuentos de princesas y héroes, y segundo a crear nuestros propios cuentos, para nuestras propias antiprincesas y antihéroes, para conectar a los niños de la región con las raíces de todos.

(*) Estudiante del Programa de Ciencia Política, líder del proyecto Ibagué Imagina Joven

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