“Es que existen frentes que no acatan nuestras órdenes de cejar en los secuestros, los atentados y el narcotráfico”.
Con lo cual habrán logrado hacer exitosa realidad su teoría de “la pluralidad de formas de lucha”: obtener la absoluta impunidad de sus delitos mediante una indiscriminada política de “perdón y olvido”, incluidos los crímenes de lesa humanidad; insertarse en el Congreso para colegislar, y proseguir con la violencia y el comercio de estupefacientes con el que se han financiado holgadamente por años, hasta enriquecerse, bastándoles decir: “los que han continuado la violencia y el mercado de narcóticos no son la Farc…son frentes que se nos salieron de las manos y no tenemos control sobre ellos. ¿Qué quieren que hagamos ?”.
Manteniendo así su nueva imagen maquillada ante las primeras planas de los medios, familiarizando a la opinión con su hipócrita rol de víctimas del conflicto, y aspirando a que el lento paso del tiempo contribuya a difuminar su imagen de impiadosos asesinos, traficantes y secuestradores, que les generó el colectivo repudio que el pueblo colombiano experimenta hoy unánimemente hacia ellos.
Y ante tan desfachatada aseveración el presidente Santos pondrá cara de “yo no fui” y nada hará al respecto, pues ya para entonces habrá utilizado para sus fines políticos el documento suscrito con los violentos y posiblemente alcanzado su reeleccionista objetivo.
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