¡Votemos contra el odio!
Las principales debilidades de nuestra nobel democracia radican en la falta de la consolidación de una conciencia colectiva y en la flaqueza de memoria de una desarticulada población que se conmueve hasta los tuétanos, se mese los cabellos y gime ante los últimos acontecimientos violentos conocidos, pero que a los pocos minutos retorna a su cotidianidad, dejando hundido en el olvido aquello que la perturbó inmensamente, tal como si no hubiese sucedido.