Es frecuente toparme con testimonios de personas que no recuerdan nada de lo que hicieron mientras estaban drogados o ebrios con licor. Conozco el caso de alguien que llegó tan borracho a su casa que no supo a qué horas se le vomitó en la cara a su esposa mientras ésta dormía en la cama matrimonial.
A pesar de notarse una tendencia en algunos estudios sobre los porqués del consumo de sustancias psicoactivas, es muy pretensioso tratar de explicar las razones por las que una persona hace uso de las drogas.
Pienso mucho en “El Extranjero”, de Albert Camus. No puedo olvidar la sencillez de la narración, la aparente simpleza de la vida de Meursault, su personaje, con el que uno se aburre todo el tiempo por su vida tan mecánica, tan insípida.
Alguien preguntó recientemente mi punto de vista sobre el hecho de probar las drogas, al fin y al cabo –me dijo- es una prueba y eso no indica que uno se va a quedar allí, enganchado. Respondí lo siguiente: