Sin agua no hay futuro

César Picón

El principal obstáculo para el crecimiento y desarrollo de Ibagué es la falta de suministro de agua potable.
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Decenas de barrios padecen prolongados racionamientos que han obligado a sus habitantes a paralizar vías principales para llamar la atención del gobierno local. 
En otros tantos barrios que tienen el mismo problema, se le suma que reciben del grifo un agua no apta para el consumo humano. El problema es de vieja data y tiene causas estructurales: deficiente (y en algunos casos, ausente) infraestructura de tratamiento, almacenamiento y distribución del líquido, inestabilidad de las cuencas que abastecen el sistema, acueductos comunitarios que no potabilizan ni tampoco controlan el consumo, y licenciamiento de proyectos urbanísticos en zonas donde no es posible garantizar cobertura hidrosanitaria.

En el Gobierno de Jaramillo se avanzó de manera excepcional para dar solución a este problema: se amplió la capacidad de la bocatoma de la quebrada Cay, que permitió casi doblar la captación de esta fuente de abastecimiento. Se finalizó la fase 1 del acueducto complementario que permitió llevar el agua hasta el centro poblado de Coello Cocora y se dejó por encima del 90% de ejecución la fase 2, que es la que permite llevar el agua hasta la planta de tratamiento de La Pola, incluso, quedó en ejecución la fase 1 del sistema matriz de abastecimiento de agua potable al sector sur de la ciudad, un avance para saldar la deuda histórica de brindar agua potable a las comunas 12 y 13 de Ibagué. A la actual Administración le quedaba la tarea de terminar las obras en ejecución y contratar la fase 2 del sistema sur, algo que dos años y medio después no han realizado. 

Hay que decir que el Plan Maestro de Acueducto de Ibagué contempla más obras e inversiones de las antes citadas. Se requiere construir el mega tanque de almacenamiento de la zona industrial y luego conectarlo con los tanques existentes en la zona de expansión, para garantizar la disponibilidad de agua en la zona de mayor crecimiento inmobiliario de la ciudad. Además, resolver de fondo el problema de cobertura y calidad en las zonas abastecidas por acueductos comunitarios. Todos estos son asuntos de la máxima atención que, por lo visto hasta ahora, tendrán que ser asumidos por el próximo Gobierno porque el presente no los solucionó.

No obstante, la escasez de agua en tantos barrios que tiene pasando inmerecidas necesidades a miles de ibaguereños, debe ser atendida de inmediato. En recientes declaraciones el ex gerente del Ibal, Alberto Girón, explicó que la razón del actual desabastecimiento de agua se debe fundamentalmente a “la pésima operación del sistema de acueducto” y no necesariamente porque aún no haya entrado en operación el acueducto complementario. Tiene razón. Para abastecer la ciudad se necesita menos de 1900 litros por segundo y aun sin el agua del río Cocora (acueducto complementario) la capacidad actual de captación supera los 2200 litros por segundo (bocatoma Combeima: 1600, Cay: 600, Chembe: 70), lo que confirma que el problema no es por falta de agua.

La acción urgente es reestructurar los protocolos de manejo del sistema para que la gente tenga agua en sus casas, la importante es completar todas las fases del Plan Maestro para que Ibagué pueda crecer y prosperar.

CESAR PICÓN

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