Rescatando a Hemingway
“Quiero escribir una columna sobre Hemingway…” -le dije el otro día a mi novia mientras alistábamos al perro para salir de paseo- “…pero primero quiero leer algo más de él”. Su figura, aunque épica, nunca me había generado especial interés y, por ello, mi único acercamiento hasta entonces había sido aquella tarde en que saliendo de mi universidad pasé por la librería de siempre y me enamoré a primera vista de la portada vintage de la edición de bolsillo de “Por Quién Doblan Las Campanas”: tres antiguos aviones de combate que bajaban en picado diagonal con la estética característica de la propaganda de la Segunda Guerra Mundial.