Yincana macondiana

Debí comprarla el día que la vi por primera vez. Lo sé, 15 años después todavía me atormenta el fantasma de la oportunidad perdida. Estaba en lo más alto de la estantería, camuflada entre las sombras del olvido, en el sótano de aquella librería junto a los juzgados. Precintada e incólume desde inicios del milenio, la obra periodística completa de García Márquez, en la elegantísima edición blanco con verde y estuche de lujo de Mondadori, me hacía ojitos desde lo alto de su torre pidiéndome trepar para rescatarla. Un amor imposible, pues nos separaba el insondable abismo de mi precaria economía de estudiante provinciano. Volví muchas veces solo para admirarla, hasta que un día ya no estaba allí y entendí que el hueco que su ausencia dejó en la pared sería la tumba donde enterraría mis ilusiones.

La nueva ola

En los últimos días está circulando con frenetismo por el ciberespacio un gráfico con el mapa del trabajo soñado de cada país según el volumen de búsquedas de éstos en Google, esto de acuerdo con un estudio empírico realizado por una empresa británica de giros de dinero. Aunque la verdadera noticia no es que mientras en Sudán, Chad o Mauritania todos quieren ser empresarios y en Níger, Costa de Marfil o la República Democrática del Congo la mayoría se decante por la abogacía, la posición número uno en Colombia la ocupe el oficio de influencer (un inquietante resultado que merece un análisis autónomo sobre nuestras aspiraciones como sociedad), sino la profesión que se ubica en el segundo lugar del ranking global: escritor.

La era de lo efímero

Mientras usted lee estas palabras, muy lejos, a 13.000 kilómetros de donde posan la vista sus ojos, en medio del árido desierto de Catar, avanza lentamente el desmonte paulatino del icónico Estadio 974.

Bitácora de un hit

La locura colectiva de aquel día ya se venía fraguando desde bien temprano. Solo con encender la televisión en el noticiero matutino de Antena 3, y a tan solo unos pocos minutos de comenzar a preparar el desayuno, era posible intuir el efecto rompedor de las olas colosales de aquel tsunami musical que asaltaba las costas españolas por sorpresa entrada la madrugada. En un país con una frenética actualidad altamente cambiante y múltiples frentes de discusión constantemente abiertos como lo es España, que la nueva Sesión Vol. 53 de Shakira con Bizarrap constituyera un hecho de tal notoriedad como para abrir los titulares de todos los telediarios, cuando ni siquiera el sol se había levantado en Madrid, era una hazaña, cuanto menos, digna de ser reseñada.

Una enigmática dedicatoria

Sabía que era mi día de suerte y no podía desaprovechar aquella oportunidad. Tras meses rastreando una copia cualquiera de “La Vegetariana” de Han Kang, había dado con una a precio de ganga en una aplicación de segunda mano. Y es que, paradójicamente, tras sorprender al planeta entero arrebatándole el Premio Man Booker Internacional en la final de 2016 a ganadores del Premio Nobel como Orhan Pamuk (2006) o Kenzaburo Oé (1994) y autores consagrados a nivel mundial como Elena Ferrante o Yan Lianke, este inquietante texto en que la, hasta entonces desconocida, autora surcoreana nos relata el descenso a los infiernos de una mujer que un día decide dejar de comer carne, es imposible de conseguir. No titubeé ni un segundo en comprarlo.

Un buen momento para preocuparse

El otro día, durante alguna de aquellas instancias de procrastinación que me suelen asaltar con nocturnidad y alevosía, decidí experimentar de primera mano con el cada vez más popular software de inteligencia artificial “Dall-E”. El resultado me dejó tan maravillado como aterrorizado, entre la estupefacción de un desarrollo tecnológico que nos va a cambiar la vida y el horror de sentir que, con total seguridad, no estamos listos para su inminente llegada.

BALANCE FINAL

En lo corrido de 2022 he tenido la buena fortuna de poder leer 46 libros. Una cifra que por casi logra doblar mi mejor registro hasta la fecha, el de aquel prolífico año 2016 donde, gracias a la complicidad de varias madrugadas, alcancé a bordear los 27.

El que viene después

En su más reciente entrevista, a propósito del lanzamiento en inglés de su último trabajo “Novelist as a Vocation”, Haruki Murakami, el prolífico autor japonés que desde hace una década cursa el doctorado en paciencia impartido por la Academia Sueca, dejó, seguramente sin intención de ello, la mejor de sus reflexiones para la última pregunta. Una que, curiosamente, nada tenía que ver con el libro que estaba promocionando: ¿qué es lo siguiente que planea leer? A lo que Murakami, tan impasible como sus panorámicas en tinta del Tokio melancólico, simplemente respondió que cuando termine con el libro que está ahora se tomará un tiempo para pensar en el próximo, pues le “gustaría aferrarse a esa anticipación, al placer de elegir lo que viene después”.

Ese jaleo con las segundas partes

Al llegar a la última página de la novela “Less” de Andrew Sean Greer cualquier lector experimentará la misma dicotomía a la que se enfrentó la crítica especializada a finales de 2018, cuando ésta fue inmortalizada con el Premio Pulitzer: considerarla una obra atrevidamente moderna que consigue indagar, con tintes grises de melancolía, en las inseguridades masculinas y las desilusiones profesionales de un escritor homosexual que aterriza en la cincuentena pretendiendo huir de sus problemas amorosos dándole la vuelta al mundo

Mi primer mundial

Aunque mi padre siempre ha defendido, ostentando la certeza infalible de los testigos presenciales, que en 1994 él personalmente nos sentó frente al televisor con mi hermana para presenciar la bochornosa participación de Colombia en el Mundial de Estados Unidos, mis recuerdos de aquel certamen son prácticamente nulos y se reducen poco más que a una calcomanía gigante del perro Striker que algún vecino de Bucaramanga consideró el adorno ideal para su ventana, dejándola decolorar allí durante décadas para que toda la ciudad la apreciara cada vez que tomáramos la pendiente de la Calle 56 rumbo al barrio de Cabecera. Por ello, y en lo que a mi corazón futbolero respecta, Francia 98 será eternamente mi primer mundial, el que me hizo enamorar de esta competición.