Un lobo disfrazado con la piel de un manso cordero

Si hay algo patentado es la alusión que de cuarto poder se le da a la prensa como una forma de expresar la influencia que los medios tienen sobre la sociedad.

La génesis o el alfa de esta expresión se remonta a las épocas previas a la Revolución Francesa y cómo la prensa de ese momento logró influenciar con sus escritos a miles de franceses, que lograron alzar su voz para sumarse a un conflicto social y político que en esencia buscaba eliminar el sistema monárquico existente.

De allí hasta la aparición de los medios de comunicación modernos, este llamado de cuarto poder que se le dio a  la prensa desde  la Revolución Francesa ha adquirido mayor importancia en un mundo mucho más globalizado. En este contexto, los medios de comunicación ejercen sobre el conglomerado influencias de todo tipo. Los medios modernos nos brindan las noticias y los análisis de estas, no dejando espacio para que la misma sociedad logre sacar sus propias conclusiones sobre un hecho en particular.


Los medios de comunicación nos induce desde lo psicológico a qué marca de ropa usar o qué dentífrico es mejor que otro. En este contexto los medios de comunicación con sus bombardeos de programas y publicidad nos conducen a definir gustos y a caracterizarnos, de acuerdo a la región que habitemos, para poder llevarnos a tomar una decisión de compra en un momento determinado. Los medios de comunicación nos muestran en esencia qué es lo que debemos ver, leer y oír, repito sin darnos una pausa para elegir libremente. Un claro ejemplo de la influencia que la prensa ejerce sobre la sociedad en general la brindó por estos días un canal privado de televisión en nuestro país.


Este canal, en un show más que mediático, mostró al señor Hernán  Darío “alias el Bolillo” Gómez, como el ser humano más noble y puro que existe sobre este planeta. En una entrevista más que montada y teledirigida, el señor Gómez fue mostrado como el ejemplo más contundente de lo que es una persona que ha sido víctima de la calumnia más grande del mundo. En una pose más que sobreactuada, solo atinó a decir que no recuerda absolutamente nada, que unas pastillas para la presión, que unos medicamentos para el corazón al parecer fueron los que desordenaron el metabolismo de alias “el bolillo”, porque, según este, él nunca se toma un trago y menos le pega a una mujer.  En una acto heroico reconoció que puños y patadas sí, pero solo en el fútbol.


Lo que pretende lograr el medio de comunicación que montó esta entrevista es que este “señor” aparezca ante todos como una víctima, en una jugada maquiavélica de la mafia del futbol colombiano que quieren llevar a este delincuente nuevamente a la dirección técnica de la selección Colombia.  Para este caso en particular, el cuarto poder vendiéndonos un lobo disfrazado con la piel de un manso cordero.   

Credito
ASDRÚBAL II ROCHA LENGUA

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