Ídolo de barro

Triste desenlace tuvo la novela pintoresca entre los enamorados hinchas y seguidores del equipo Vinotinto y oro y su último gran ídolo, el famoso goleador antioqueño Wílder Andrés Medina Tamayo.

Al mejor estilo mexicano este triste novelón, no pasó a ser sino un ingrato sinsabor, teniendo en cuenta la frágil dependencia del famoso y controvertido atleta con los desgraciados psicoactivos, muy común ya en nuestro medio y que prácticamente lo hicieron borrar del mapa deportivo, entrelazado en su debilidad y en su irreverente pasado.

Este excelente jugador, que me impactó desde el primer día que lo vi entrenar y siguiendo sus pasos en el Torneo Postobón, nos fue mostrando su altísimo nivel y sus amplias condiciones para romperla, y con qué ganas y vehemencia para acercarse al arco rival. 

Se ganó el puesto titular a pulso y de a poco la gracia de la hinchada pijao, muy excelsa y esquisita a la hora de determinar sus virtudes, cuando a punta de valor y arrojo se enfrentaba a los defensas rivales, que en poco tiempo derrumbaba con goles y mucho frenesí. 

La verdad me sedujo muchísimo este guapo jugador paisa, que como a mí nos trajo muchas alegrías, sobretodo cuando rompía redes contrarias, a veces con goles imposibles y otros de gran factura. Pero desgraciadamente apareció el fantasma que aún lo rodea y lo condena, al punto de quebrantar las leyes prohibidas del fútbol, que lo hicieron desaparecer de las canchas y de los gramados a nivel internacional. 

Sin embargo, este guapísimo delantero tuvo un inmenso apoyo en su manejador inmediato Gabriel Camargo, hasta cuando las fuerzas y los deseos alcanzaron, ya que el tiempo se encargó de sepultar las ilusiones, cuando su reincidencia lo hacía pecar y sus debilidades no podían soportar el delirio de su dependencia de drogadicción. 

Esperé como muchos hasta el último momento su inmediata reacción, pero sus fuerzas decayeron ante la debilidad que nos mata y peor aún cuando se tiene apegado ese espantoso mal, que acaba con media humanidad y nos hace revivir situaciones dolorosas de familiares y amigos cercanos. 

Pues para nadie es un secreto, que este mal que aqueja a nuestra despavorida juventud, también hizo mella en muchos de nuestros amigos, compañeros y hasta allegados directos en consanguinidad. La fortuna nuevamente se le atraviesa en su destino y aún incrédulamente el Independiente Santafé, se hace cargo de este irreversible problema que acabó con la ilusión del último ídolo que la institución Pijao tenía en la actualidad. 

Ojalá esos hinchas santafereños que le gritaron tantos improperios, cuando con un golazo los eliminó de la final hace tres torneos, ahora lo apoyen y con ello logre superar ese maldito camino que lo envolvió y que no lo quiere dejar en paz. 

La mala fortuna nos rodea en este asunto, ya que otro gran ídolo como lo fue el cartagenero Elson Evelio Becerra, terminó drásticamente con su vida, en su propio medio que lo marcó desde sus inicios, debido a sus orígenes humildes y faltos de orientación a la hora de enfrentar éxitos, como los que él tuvo.

Credito
El Nuevo Día

Comentarios