De la sorpresa al espejo

En estos días se ha hablado mucho sobre la violencia en contra de la mujer en Colombia. De la minifalda de Andrés Jaramillo, a los machetazos con los que un hombre asesinó a su esposa, su cuñada y sus dos hijos, los medios de comunicación y las redes sociales han estado plagados de indignación.

Sin embargo, la manera en la que el debate se ha llevado a cabo no solamente muestra las fuertes divisiones de clase de la sociedad colombiana, sino también la hipocresía y la autocomplacencia con la que se habla de violencia contra la mujer. Al hablar de ambos casos se resalta el carácter excepcional de los hechos. Todos se muestran “sorprendidos” y aseguran que nunca se imaginaron que algo así pudiera suceder.

Lo que estos hechos deberían llevarnos a replantear es la manera en la que como sociedad concebimos a la mujer. Los colombianos seguimos pensando que la mujer está principalmente al servicio y el placer de los otros, bien sea éste el marido, los hijos o un amante ocasional. En consecuencia, cuando la mujer se niega a acogerse a estos roles, la violencia se desata y se justifica con argumentos que exoneran a los agresores y culpan a las víctimas: hablamos de “celos”, o de “qué le estará pasando por la cabeza” a una joven que desoye los parámetros moralistas con los que ha sido criada.

Si queremos que la violencia contra la mujer se detenga, debemos dejar de sorprendernos de hechos como estos y aceptar que la manera en la que hablamos cada día de las mujeres y las expectativas que tenemos de las diferencias entre “niños” y “niñas” son parte de esa violencia. Cada vez que reforzamos la idea de que hombres y mujeres tienen distintos roles sociales por el solo hecho de haber nacido con cierta anatomía sin tener en cuenta su personalidad o aspiraciones, promovemos el sometimiento de la mujer y somos cómplices de las medidas sociales que castigan la desviación de dichas normas. Es hora de dejar de hablar de “monstruosos”, de dejar de escandalizarnos y mirarnos al espejo.

Credito
JULIANA MARTÍNEZ PH.D

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