Maricas ellos

Al comenzar éste año fui con una de mis hijas a la divertida película de superhéroes (si aún podemos nombrarlos así) llamada Deadpool, éxito mundial de taquilla que en Colombia tuvo una clasificación para mayores de 15 pero que en muchos países estaba en la categoría R para mayores de 18 aunque el cine estaba lleno de adolescentes riéndose de chistes que avergonzaban a más de un papá.

A la salida de la película me pareció prudente hablar del protagonista quien entre otras particularidades presumía de hacer el amor con un osito de peluche y a la tercera frase me di cuenta que era yo quien necesitaba que le explicaran al personaje, definido rápidamente por mi hija de 16 años como Pansexual. Gentilmente ella me contó lo que eso significaba y lógicamente yo apreté el paso para llegar rápidamente a aclarar todo con el Dr. Google.

Descubierto el término nuevo del sub-género, que mi hija definió categóricamente como “que le tira a todo”, no volví a tener otra clase de educación sexual hasta la instructiva cartilla que tres organizaciones de la ONU desarrollaron para Colombia con el fin de ser usada en la implementación del Sistema Nacional de Convivencia Escolar ordenado hace un año al Ministerio de Educación por una sentencia de la Corte Constitucional en el caso del fallecido estudiante Sergio Urrego. En dicha cartilla, la original y no la perversamente trastocada con los dibujos homoeróticos, encontré una enriquecedora información que de joven jamás tuve.

De esa manera mientras en las ciudades colombianas, para terror de los jóvenes pansexuales, salían los homofóbicos biblia en mano a marchar en defensa de la familia y del esquema hombre con mujer y en contra de una supuesta “ideología de género” que impondría la ministra Parody con esa cartilla; yo me desayunaba en mi ignorancia sobre los avances en la pedagogía sexual ahora que además de los cromosomas XX o XY sabemos que hay también XXY, XYY o XXX con diferencias gonadales o genitales. Aclaré, además de las principales sentencias de la Corte defendiendo la causa Lgtbi, que es Cisgénero o porqué se llama Transgénero o que en cuestiones de sexo además de Macho y Hembra hay Intersexual y por supuesto que el sexo no determina la identidad de género entre otras muchas cosas que estoy seguro que los fervorosos manifestantes no tienen ni idea, así las sientan en carne propia.

Esa homofobia nociva que destiló la marcha y que seguramente aumentará el matoneo escolar es la misma que de joven nos proponían los curas agustinos cuando patrocinaban las burlas al “Marica” que era el que lloraba, el delicado y por supuesto al que le gustaban los hombres; mientras a su vez ellos tartamudeaban ante los apartes de las Confesiones de San Agustin cuando habla de los amores “dulces” que profesaba por un amigo en ese “hervidero de amores impuros” donde vivía.

Lo cierto es que durante mi vida he conocido parejas de toda índole y en el mundo homosexual he encontrado maravillosos amigos, hábiles galeristas, buenos directores de museos, estupendos escritores, geniales artistas, lucidos empresarios, políticos capaces, soberbias actrices y una de las parejas más estables y bellas de mi propia familia. Seres humanos magníficos que seguramente hubieran tenido una vida más fácil si sus educadores hubieran leído algo similar a la cartilla que no van a dejar circular los fanáticos. Porque así nunca lo admitan, toda la historia de la humanidad está marcada por miles de figuras Lgtbi como el gran Julio César romano “señor de todas las señoras y señora de todos los señores” o el genial Leonardo da Vinci que sobrevivió a un juicio de sodomía.

Mientras muchos esperan que Disney aborde el tema homosexual en Frozen II o que continúe el romance lésbico de Cartoon Network en la serie infantil Steven Universe, en los jóvenes la misma palabra marica ha evolucionado y ya no representa al hombre homosexual. Por eso ahora podemos decir más bien que realmente maricas son todos aquellos padres, políticos y profesores que torpemente creen que van a impedir tener hijos homosexuales al prohibir con una marcha discriminatoria las cartillas pedagógicas de la Unesco, mientras que sus nenes resuelven dudas en las páginas porno de Internet, en Steven Universe o en superhéroes como Deadpool y su filosofía pansexual.

Credito
Darío Ortiz

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