¿Qué celebramos hoy?

Columnista Invitado

Hoy llegamos a los 470 años de la creación del Tolima mientras el mundo sobrevive a una de las peores pandemias de la historia reciente.
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No puede ser más oportuno el momento para reflexionar sobre lo logrado y lo pendiente porque aunque no lo crean los pesimistas hay mucho para contar y para pesar de los optimistas no es poco lo que hay por hacer. No se trata de los puentes, las carreteras o los parques sino de celebrar la gente y su capacidad de pensar, razonar y cuestionar; de exigirles cada vez más a quienes toman las decisiones. De soñar incansablemente en llevar a cabo visiones ambiciosas del primer mundo aplicadas al territorio.

Esta historia comienza en 1.550 en la Provincia de Mariquita, en medio de la fortaleza de los Caribes, que defendieron de los españoles su territorio, su identidad y su autonomía a través de los Pijaos y los Panches durante más de dos siglos. Una guerra sin tregua con números astronómicos, como los del Coronavirus, que no fue otra cosa que una antesala a lo proseguido durante el nacimiento de la república y los posteriores tiempos de la violencia contemporánea, adornada con una suerte de renacentismo de la cual fueron protagonistas ilustres pensadores hijos del Tolima; todos juristas porque si en algo nos destacamos cuando desde este departamento escribíamos la historia de Colombia era en hacer leyes.

Ahora es cuando se entiende de dónde la rebeldía, la criticidad, la acidez y el inconformismo permanente del tolimense. Lo llevamos en la sangre. No se trata de egoísmos o pesimismos, como algunos superficialmente lo califican, es la carga del pasado. Somos 470 años de una tragedia humana que se resume en guerras, desplazamientos, confrontaciones, luchas internas por el poder y una permanente búsqueda de entender hacia dónde vamos como sociedad. Pero las adversidades, sin excepción, traen consigo resiliencia y coraje, componentes de los que estamos llenos hasta el “tuétano”.

Claro que tenemos mucho para celebrar porque nos hemos levantado como sociedad pese a las circunstancias. Mientras seguimos creciendo en café de exportación en el sur del país, le abrimos espacio a productos como el aguacate, el cacao o el maíz, que con tecnología podrían liderar los índices nacionales y que permiten compensar esa menor competitividad de aquellos cultivos que hicieron parte de la historia como el arroz y el algodón. Y logramos poner en la agenda nacional a La Chamba con su enorme potencial para registrar la denominación de origen de sus cerámicas así como prender el radar turístico con municipios con la belleza histórica de Honda y Mariquita o con la majestuosidad de la represa de Prado. En el caso de Ibagué, donde habita ahora la versión del centro del país del Festival de Música de Cartagena, para sumarse a la riqueza cultural de los demás festivales y consolidar la marca Capital Musical, no hay más que razones para sentirse orgulloso.

Y por supuesto que se debe celebrar la gente que es al final del día la riqueza de un territorio. Tenemos talentos en todas las áreas, científicos, artistas, educadores, líderes gremiales, periodistas, dirigentes, empresarios y activistas que son reconocidos por sus extraordinarios desempeños a nivel local, nacional e internacional y que están dispuestos siempre a contribuir en ese sueño de generar desarrollo regional. Pero también tenemos un pueblo altivo, alegre y con la esperanza de que podemos estar mejor. Una sociedad que no traga entero, que está despertando de la pasividad de su derecho ciudadano para exigir servicios públicos de calidad, condiciones más equitativas para las nuevas generaciones y que sabe que está en deuda de ganar la batalla a aquellos que les colonizaron sus derechos. 

Entonces tenemos mucho por hacer porque seremos un territorio de primera cuando se entienda que la educación es la llave para abrir la puerta del progreso, la clase dirigente solo se dedique a avanzar sobre una visión de desarrollo de largo plazo sin cobrar protagonismos, los sectores parlamentarios vuelvan a gozar del peso intelectual apropiado para representar a su pueblo en lo nacional y en el que se entienda que el Tolima no es solo Ibagué porque paradójicamente varios municipios son un verdadero viaje a los tiempos del comienzo de esta columna pese a la corta distancia con la capital. Y habremos transformado el territorio cuando lideremos, como sociedad, una verdadera revolución digital para llevar tecnología a todo el departamento y educar por esa vía a nuestros jóvenes campesinos así como hacer más productiva la tierra.

Feliz cumpleaños a cada uno de los tolimenses que guardan la esperanza de que cada día puede ser mejor, que se han preocupado por entender de dónde venimos y hacia dónde vamos. Felicidades a los ciudadanos que exigen cada día más a los gobernantes, empresarios y medios locales, a los que censuran a quienes hacen parte de las acostumbradas peleas por los intereses particulares y a quienes sueñan con hacer del Tolima un departamento que no se conforme con estar en la mitad de los ránking, con cortar cintas o simplemente hacer anuncios. Felicitaciones para cada uno de ustedes por hacer parte de una historia maravillosa.

Juan Manuel Ramírez M

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