¿Estamos educando en forma virtual?

Columnista Invitado

Todos estamos atravesando tiempos inéditos, complejos, producto de la pandemia o tal vez más debido a nuestra incapacidad para movernos por los campos de la incertidumbre. Esta sensación de no seguridad nos abruma a unos más que a otros, muchas confusiones hacen tránsito por nuestro cerebro.
PUBLICIDAD

Y en este panorama una de las situaciones más complejas es la educación; hay que replantear el rol de la escuela (en sentido amplio) y de lo educativo en general, teniendo presente como telón de fondo, algo jamás considerado antes, que es la protección de la salud mental de nuestros estudiantes y de sus familias, sin olvidar tampoco a los mismos docentes. Las casas se han transformado en espacios dedicados al estudio y el trabajo. En muchos hogares, donde la mesa del comedor desapareció para transformarse en escritorio de varios hijos y padres, y esto en un escenario “apropiado “, pero qué decimos de los niños de estratos más bajos, con hogares de padres sin trabajo, hacinados y sin medios tecnológicos; esta época también ha hecho más evidente que nunca la inequidad en la educación.

La situación no es fácil; por otro lado, los docentes en su gran mayoría, están obligados a trabajar en entornos virtuales desconocidos, para los cuales no tienen la formación apropiada. Hoy la formación no es virtual es solo remota, quiere decir esto, que es una clase tradicional transmitida por medios virtuales; lo mismo de siempre pero no presencial. De ahí que los profesores hagan las mismas actividades y más que nunca hagan actividades de entrar a diferentes enlaces o leer libros u oír conferencias, que no harían en la presencialidad agobiando a los estudiantes y de paso a sus familias. No es posible que aspiremos a tener un niño frente a una pantalla toda una jornada escolar (6 horas) y además debe dedicar otras horas para responder tareas. Esto es inhumano y no es una buena gestión del aprendizaje.

Es necesario considerar algunos aspectos como los siguientes:

- Toda relación pedagógica para que sea eficaz debe pasar por establecer un buen vínculo con los estudiantes, hay que tender puentes de confianza y valoración mutua, solo así se pueden diseñar estrategias pedagógicas contextualizadas y pertinentes. Es clave indagar por la situación del estudiante tanto física como emocional. Es necesario comunicarse con ellos en grupitos pequeños y hablar de cómo se sienten, no de tareas ni trabajo, así sea en forma esporádica. Hay que monitorear al estudiante no sólo académicamente, sino también al ser humano que está en una situación desconocida y que requiere apoyo de su entorno, docentes y pares.

- Acompañar a las familias para que puedan afrontar más positivamente los niveles mayores de presión y estrés a que están sometidos. El rol de los adultos que acompañan a los estudiantes no es de un profesor auxiliar, ellos se deben encargar de propiciar el espacio, las mejores condiciones que puedan; por su lado, el docente debe facilitar el autoaprendizaje y el fortalecimiento de la autonomía.

- Hay que “limpiar “los currículos, apuntarle al aprendizaje más profundo (menos contenidos y mayor profundidad). Aunque lograr un aprendizaje significativo, siempre ha sido una meta en la educación, no se ha logrado, hoy seguimos teniendo a todo nivel una formación cargada de información, con contenidos no esenciales y experiencias de aprendizaje muy poco significativas.

CECILIA CORREA

Comentarios