Breve relato del amigo

Columnista Invitado

Conocí a Álvaro Ramírez Gómez en marzo de 1988, en la primera elección popular de Alcaldes en Colombia, donde resultó electo Armando Gutiérrez como Alcalde de Ibagué, un periodo muy corto de dos años, que, sin embargo, nos permitió acercarnos a la estructura de la administración, la problemática de la Ibagué en crecimiento desordenado, la visión de ciudad frente al modelo estatista ineficiente y el modelo neoliberal que llegaba como salvavidas en un mundo donde se erigía el capitalismo como el triunfador, se desmoronaba la Unión Soviética, caía el muro de Berlín y Colombia se sumía en una crisis sangrienta donde caen sus mejores dirigentes.
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Armando Gutiérrez un académico extraviado en la política, portentoso idealista, alimentaba la discusión ideológica en la que por supuesto yo siempre estaba como su secretario general, mientras que Álvaro como secretario de obras públicas vivía inmerso en las comunidades, en la construcción y el cemento, vivencias que como cordón umbilical al final se entrelazan en un proyecto político de desarrollo para la ciudad, jalonado por la obra pública.

Proyecto que se materializa en 1995 con la llegada a la Alcaldía. Álvaro, líder infatigable y perseverante, se encontraba en lo suyo, preparado y con experiencia, conocía como pocos la ciudad, cuadra por cuadra y desde luego las necesidades comunitarias y a sus líderes, a quienes saludaba por el nombre. Se dedicó de lleno al desarrollo de las obras y a la comunidad. También como su secretario general me tocó largas y agobiantes jornadas laborales, casi todos los días incluidos los feriados, con un formidable equipo de colaboradores.

Estas, puedo decir, han sido las últimas grandes obras a pesar de problemas presupuestales que se han desarrollado en Ibagué en los últimos 25 años, sin demeritar el esfuerzo de otros Alcaldes que en su momento realizaron tareas relevantes para la ciudad. En un esfuerzo de síntesis señalo tres grandes obras de infraestructura vial y la construcción de tres grandes colegios que permitieron el desarrollo de la ciudad: La avenida del Sur, la avenida Ambalá y el puente del Sena, así como los colegios “Ciudad de Ibagué”, “Ciudad Luz” y “José Joaquín Flórez”, fuera del sinnúmero de pavimentaciones en los barrios populares y obras menores, pero de mucho impacto para la comunidad, me hago interminable enumerar la cantidad de sectores intervenidos en agua potable, alcantarillado, espacio público, parques y zonas verdes, alumbrado público, recolección de basuras, salud, cultura y el primer y exitoso reinado internacional del folklor.

Álvaro fue un líder visionario, honesto, entregado al trabajo y comprometido con la comunidad, tozudo, cuando se convencía de algo, difícil cambiarlo de opinión. Sufrió el embate de la oposición y particularmente cuando la política la dirimieron los jueces, pero nunca se amilanó, tenía una moral a toda prueba, vivió modestamente, sin bienes de fortuna, más allá de los congruos necesarios.

Siempre me he preguntado, ¿por qué su pueblo a quien sirvió, no lo acompañó en sus aspiraciones siguientes? Es un asunto complejo, de filosofía política y psicología popular.

“Según Maquiavelo, cuando un príncipe llega al poder a través de la suerte o las bendiciones de figuras poderosas dentro del régimen, por lo general, le resulta fácil ganar poder, pero le cuesta mantenerlo”.

No fue el caso de Álvaro, quien no requirió de figuras reconocidas en la política, por el contrario, estos se unieron al reconocer su amplio arraigo popular. En algún momento trabajamos fuertemente en la construcción de un movimiento político, se avanzó, aunque reconozco que al final las intrigas y los egoísmos dieron al traste con la idea que aún sigue vigente. Con Álvaro nos unían las ideas liberales, distraerse en movimientos más de derecha, quizás hizo la diferencia con los apoyos populares de antes. Sin embargo, para él el problema no estaba en la ideología, sino en la praxis, tenía razón, pero olvidar lo otro, fue lo que costó la vigencia y permanencia en el poder.

CARLOS EDUARDO OSSA

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