Visitemos el Jardín Botánico

Columnista Invitado

Cuando usted se dirige a buscar qué hacer para pasar el tiempo en Ibagué puede rápidamente leer opiniones en Google o en TripAdvisor, donde se evidencian recomendaciones de restaurantes, bares, cafés, parques, entre otros. Además, al buscar lugares que identifiquen la ciudad como, por ejemplo, el Jardín Botánico de Ibagué, encontré un sinnúmero de buenos comentarios que animan al lector a visitarlo. Sin embargo, por el escenario en el que vivimos ahora, en razón a la pandemia, la situación es diferente. Quién quiera visitarlo, debe hacer cita previa por razones de bioseguridad.
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“Artesanos del ambiente” es como se autodenomina esta corporación que hace posible visualizar las colecciones botánicas vivas y científicamente organizadas que hoy tenemos en Ibagué y que están debidamente registradas ante el Instituto Alexander Von Humboldt. Algunas de las actividades abiertas son el avistamiento de aves, las caminatas diurnas y nocturnas, los tres miradores que ofrecen una impresionante vista de la ciudad y un sinnúmero de plantas y animales en su hábitat natural. Podrá disfrutar de estas actividades dentro de las 60 hectáreas que pertenecen al Jardín, distribuidas en tres senderos ecológicos, organizados estratégicamente para desarrollar investigación científica.

Es importante que incorporemos este lugar en nuestros planes ya que ofrece conocimiento y divulgación de la información para sus visitantes, dos componentes primordiales para continuar con el desarrollo cultural y ambiental en Ibagué. Los programas de cátedra ambiental, los inventarios de biodiversidad, las estrategias pedagógicas que potencian el valor de la conservación ambiental y los talleres, que ellos mismos llaman “Aula Viva”, son ambientes que enriquecen y complementan de forma vivencial la cultura ciudadana y la convivencia entre nosotros y el medio ambiente que nos rodea. Adicionalmente, este es un espacio tranquilo y sereno para que personas amantes de la lectura o la pintura puedan pasar un rato agradable y potenciar su creatividad.

Esperamos que pronto las entidades competentes puedan activar una ruta efectiva para que los colegios y universidades públicas realicen visitas pedagógicas programadas. También que las empresas privadas puedan incluir en sus programas de bienestar estas mismas visitas para sus trabajadores. Además, todos podemos poner un granito de arena e invitar a nuestros amigos y familiares al Jardín Botánico.

En estos momentos de pandemia, es importante que el visitante programe una cita previa en los números que se encuentran en la página oficial del Jardín y tenga en cuenta todos los protocolos de bioseguridad.

El Jardín Botánico es de todos y podemos aprender mucho de él. No dejemos perder este patrimonio que nos enriquece como ciudad.

LILIANA ÁNGEL

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