Desempleo juvenil en Ibagué: una bomba de tiempo que debemos desactivar

Columnista Invitado

Los algoritmos son omnipresentes, están en casi todos los aparatos que manejamos: los computadores, celulares y en cualquier sistema de información. Toda transacción bancaria o servicio público o privado que utilicemos está mediado por un conjunto de algoritmos. Las empresas de mayor crecimiento en el mundo se basan en algoritmos como Google, Amazon, Facebook y Netflix.
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Rappi es la única “empresa unicornio” colombiana en América Latina, al ser valorada en más de US $1.000 millones. Su principal activo es un algoritmo que permite conectar óptimamente necesidades de clientes con proveedores de servicios.

El auge de la inteligencia artificial y las aplicaciones de la industria 4.0 se basan en el desarrollo de algoritmos sofisticados. Por todo esto, la demanda por programadores, es decir, por personas que sepan desarrollar algoritmos ha crecido geométricamente en los últimos años y es una tendencia que se mantendrá en los siguientes. En América Latina se necesitan cerca de medio millón.

Un buen programador puede formarse en un año y hacerlo virtualmente. Puede trabajar desde su casa, solo requiere de un buen computador y una buena conexión de Internet. Es el tipo de teletrabajo que perdurará (y se sofisticará) después de la pandemia. Los jóvenes programadores no tienen que emigrar de sus ciudades para tener una buena opción laboral, lo cual mejora aún más sus ingresos al reducir considerablemente sus gastos.

El MinTIC abrió el 12 de diciembre pasado una convocatoria para formar 100.000 programadores en los próximos dos años, 50.000 es la meta de este año (www.misiontic2022.gov.co). Uno de los cinco departamentos que seleccionó fue el Tolima; la formación será gratuita.

Según el último reporte del Dane, el desempleo juvenil en Ibagué es del 38,4%, para las mujeres esta cifra es del 42%. A propósito, fue una mujer matemática, Lady Ada Lovelace (hija de Lord Byron), quien desarrolló las bases de la programación moderna; y fueron mujeres quienes dominaron la programación de los computadores en el proyecto Apolo que permitió el viaje tripulado a la luna. 

¿Por qué no ponernos como meta formar anualmente a 1.000 jóvenes tolimenses durante los próximos cinco años? Las inversiones en infraestructura son necesarias para el desarrollo de la ciudad y generan un importante número de empleos temporales, pero no son suficientes para desactivar el problema estructural del desempleo juvenil.

Crear una industria de desarrollo de software es posible. Se requiere una inversión de recursos del gobierno y un liderazgo desde la secretaría de desarrollo económico (tanto en la alcaldía como en la gobernación). Tanto el Sena como las universidades pueden apoyar este proceso, si se les convoca. Si queremos reducir el desempleo juvenil, el Tolima debe crear una industria de servicios tecnológicos y hacer una transformación digital de su tejido empresarial.

ALFONSO REYES ALVARADO

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