Hacer algo más de lo que nos gusta y menos de lo que nos daña…

Columnista Invitado

Hay frases obvias escritas por filósofos ociosos, personas ilustres pensantes y algunos refranes generalizados que enmarcan la sabiduría popular y no se olvidan. Lo anterior se reúne de manera simple en nuestro boxeador de peso welter junior, Kid Pambelé además de ser el primer campeón mundial colombiano de ganarse la vida con los puños, dijo con toda la razón que “es mejor ser rico que pobre”. Es una perogrullada y no amerita discusión alguna, máxime cuando la mayoría de la humanidad ha vivido en la pobreza desde viejos tiempos. 
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Cómo salir de la pobreza y ser más ricos debería ser un tema en la mesa de quienes lideran naciones y responsabilidad propia de cada individuo. Hasta el momento no se encuentra una solución viable para todos ni una respuesta satisfactoria personal.

“Hacer algo más de lo que nos gusta y menos de lo que nos daña…” parece una expresión positiva y recomendación obvia que requiere ser reflexionada. ¿Podría ser aplicada a nivel social y a nivel personal? A nivel social nos conduciría a un mejor bienestar colectivo y a nivel personal podría ser más efectivo el impacto en los seres humanos.

Si lo pensamos mejor y la expresamos en una ecuación, el resultado favorable sería siempre mayor a la anterior si se aplica consistentemente. Sin absolutos y de manera progresiva si se hace consciente, sería mayor y creciente. Si la base inicial de la ecuación fuese 1, en la siguiente sería 1 más algo en positivo y menos en algo negativo… luego sería siempre un uno superior por ser ambas variaciones positivas. Aplicada de manera regular, conlleva a un mejor bienestar y por ende a una mayor felicidad. 

He ahí el meollo del asunto y el reto individual. Depende de cada uno…

Cuando se ahonda, no es tan simple ni tan obvia la sentencia compuesta. Se puede quedar en una de las dos premisas confortablemente y el desbalance sería funesto. También hay otras que indistinto de la preferencia, hay que hacer porque toca hacerlas. Trabajaras con el sudor de tu frente para conseguir el pan diario es una de ellas… o bien, hay aquellos pocos privilegiados que logran hacer trabajar a los demás para que ellos puedan vivir como reyes, a sabiendas que viven con el sudor del de enfrente. 

Es mejor hacer cosas que nos gustan a las que no nos gustan, dirían muchos. Esto llevaría a acentuar el placer con un egocentrismo y desconocería que hay un lado flaco de los seres que siempre nos afecta. Y hay cosas que debemos hacer y no nos gusta. Hacer ejercicio físico mejora todos los indicadores del organismo, es bueno y sin embargo la gran mayoría no le gusta hacerlo por pereza. 

Para aterrizar esto en un ejemplo concreto, e interiorizarlo como una premisa válida en la vida cotidiana de cualquier ser humano doy un ejemplo sencillo: “Me gustaría pasar más tiempo presencial con mis hijos… y comer menos mojicones”. La primera sentencia aumenta la felicidad paterna y por ende las endorfinas y oxitocinas, hormonas que estimulan la sensación de bienestar y del placer. La segunda acción, de comer menos mojicones, disminuye las harinas y reduce las consecuencias de tener excesos de azúcar en la sangre y obesidad entre otras. Cada uno puede tener a la mano un ejemplo sencillo para maximizar los beneficios del bienestar personal y por ende coadyuvar a su cercano colectivo.

Son obvias las premisas del título enunciado. Requiere de mantener un balance entre el hedonismo de hacer lo que más gusta y minimizar lo que no. Es algo fácil de decir pero no es tan fácil de hacer consciente sobre base diaria. Hacerlo parte de la cotidianidad es el reto individual para lograr una mayor felicidad. Hacer algo más de lo que nos gusta y menos de lo que nos daña… es una buena frase para memorizar y hace bien a todos.

Mauricio Pava Olarte.

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