Inmersos en una política sin escatología

Columnista Invitado

La escatología es la ciencia que se encarga de estudiar las cosas del más allá, presenta la esperanza como centro de estudio. La política, a pesar de tener la responsabilidad de gestionar el desarrollo del más acá, no la limita a tener sus propios proyectos que promuevan esperanza en la comunidad.
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Estamos en época electoral, los diferentes candidatos han presentado sus propuestas de gobierno, ante una Colombia sumergida en la incertidumbre, que por muchas décadas la corrupción ha sido el mayor detractor para que hoy haya tanto abstencionismo electoral. El no creer que existe una política transparente, permite mostrar un panorama desalentador, en el cual vemos a una ciudadanía desconfiada, dividida y silenciada.

Hoy los electores quieren oír en los debates proposiciones que fomenten la esperanza que Colombia necesita, debates que construyan una oratoria propositiva, algo diferente a lo que se percibe en los espacios que existen, ya que simplemente están generando división y negativismo que lo único que ocasiona es desesperanza.

La política colombiana está tan quebrantada que los líderes mencionan en voz alta el no robar; cuando él no hurtar es por lógica el principio ético del buen administrador, no debería ser una promesa, debe ser el precepto por el que se debe iniciar un verdadero cambio que a gritos pide una sociedad que se encuentra en cuidados intensivos ante tanta corrupción.

Se habla de pactos y cambios, pero el único cambio que se ha visto hasta el momento son las alianzas de unos y otros, de políticos de derecha pasándose a la izquierda y viceversa, fomentando la politiquería y generando más desconfianza de la que ya existe. Se ha traicionado la creencia de tener una mejor calidad de vida, todo por sobreponer los deseos particulares sobre los colectivos. 

La política se ha despegado de la transcendencia social que por naturaleza lleva el ser humano, por lo tanto, se apartó del verdadero cambio, para mejorar. Por lo anterior, no significa que todo este perdido, al contrario, estamos en un nuevo tiempo para que reflexionemos y seamos ciudadanos responsables, y con conciencia. Que dejemos a un lado el interés personal y busquemos el bien social.

Estos nuevos comicios deben ser para elegir a un gobernante que, primero, tenga coherencia con el liderazgo que dice tener. Segundo, que la propuesta de gobierno contenga proyectos que vayan a generar esperanza y confianza entre los colombianos. Tercero, una persona que muestre capacidades para ejercer una buena administración.

Que esta nueva oportunidad electoral sea para avanzar en la trascendencia social y así unidamente trabajar por una escatología política que tanto requiere Colombia.

Andrés David Avila Alvis

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