Dignidad política con acciones concretas

Columnista Invitado

Hoy, a ningún niño cuando se le pregunta qué le gustaría ser cuando grande responde que alcalde o presidente. Y no es un resultado gratuito. Muchos de quienes se han metido a hacer politiquería lo han convertido en una empresa para delinquir. La política como profesión ha perdido su dignidad.

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Si desde hace años los avales que entregan los partidos para acreditar a un candidato son, para varios de ellos, un instrumento equivalente a un título valor que se transa en efectivo y sin que medie siquiera la exposición de propuestas, hoy si que se corre un riesgo aún mayor cuando hay 35 partidos con personería jurídica habilitados para entregarlos.

Esa fragilidad de la democracia ha hecho que varios de los partidos, emergentes y tradicionales, se hayan convertido en franquicias en donde se vende el derecho al uso de un logosímbolo y se transa como quien negocia la sucursal de una cadena de hamburguesas.

Siempre, desde la orilla de quienes intentamos educar a los ciudadanos para que se elija a conciencia y sin condicionar el sufragio a las prebendas, fallamos muchas veces en esa misión. Creo que la clave es presionar desde una etapa anterior: la entrega de los avales. Los partidos deben saber del hastío (¿asco tal vez?) que nos produce ver que politiqueros de siempre, profesionales de la esclavitud clientelista, reciben los avales y vuelven a aparecer en los tarjetones cada domingo de elecciones.

Propongo, por ejemplo, que precandidatos a alcaldías en toda Colombia, veten a aquellos aspirantes a ser incluidos en las listas a los concejos municipales si éstos tienen serios cuestionamientos éticos y más aún, si en el ejercicio de sus cabildos han demostrado acciones contrarias a los intereses de la comunidad.

Por ejemplo, en Socorro, mi ciudad, hay ocho concejales de la coalición de gobierno que de manera sistemática, totalmente desprovistos de criterio --y a pesar de las numerosas intervenciones en las sesiones donde otros concejales y ciudadanos hemos expuesto las inconsistencias legales, técnicas y económicas-- aprueban como una aplanadora todos los proyectos que les ordenan desde la administración. No existe el mínimo interés de defender sus posiciones, solo van a votar por la orden que han recibido.

El mensaje para los precandidatos es muy sencillo: Ustedes tienen el poder de decidir a quién avalan en sus listas al Concejo de su ciudad. Sacrifiquen esos votos amarrados y devuélvanle la dignidad a la política.

*Consultor en Comunicación y reputación - @Solano

Victor Solano

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